Gracias o por culpa de Freud, tenemos a la neurosis por una enfermedad mental grave y que requiere de largas terapias para curarse. En sus distintas manifestaciones patológicas, la neurosis trata de obsesiones de diversa índole que se convierten en un problema de ansiedad que llega a interferir en la vida de la persona o incluso a incapacitarla. Habitualmente lo hace a base de pensamientos obsesivos que terminarán en comportamientos repetitivos, exagerados o excéntricos. Uno de ellos es el de entrar en bucle. Descubre lo que puedes hacer para aparcar la obsesión y salir de ese bucle disfuncional que te tiene bloqueado.
Hoy en día ya ni siquiera se usa clínicamente el término neurosis cuando se hace un diagnóstico. Se emplea la palabra “trastorno”. Sin embargo, desde lo coloquial, hemos heredado esta nomenclatura para referirnos a las formas más suaves de obsesión. Y en esta línea hablaremos para referirnos al “modo bucle”, esa situación en la que todos hemos entrado alguna vez y que queremos evitar, ya que afecta a nuestro bienestar emocional y funcionalidad diaria.
Sea cual fuere la obsesión que nos recoma por dentro, llevada al extremo, nos causará una cierta inadecuación en nuestros comportamientos. Y el alcance de esta no se quedará necesariamente en nosotros (aunque también). Su efecto será más o menos negativo en función del contenido obsesivo, así como de la fuente de nuestras inseguridades.
En casos significativos de obsesión, además de autoinfligirnos castigos verbales a nivel de pensamiento por el supuesto de “haber hecho algo mal”, podremos ver afectada nuestra relación con los demás y con el entorno. En suma: nuestras obsesiones afectan a cómo percibimos la realidad y, por ende, a la forma en que nos relacionamos con los otros.
Entrar en bucle no es sino activar un modo de repetición cognitiva que no ayuda en nada. Supone un bloqueo mental por el que no somos capaces de adoptar nuevas ideas o posiciones ni, lógicamente, de transmitirlas. El resultado de este bloqueo es repetir una y otra vez lo que uno cree acerca de una situación o piensa que es la solución a un problema determinado. El bucle podrá quedarse en lo mental o, por el contrario, llegar a materializarse en el comportamiento o incluso con un bloqueo literalmente físico.
Cuando uno entra en bucle en su propia casa no suele pasar nada. Ahí es donde tu pareja, por ejemplo, te acusa de “cabezón” o “cabezona”. La repetición de las ideas y voluntades tampoco tiene por qué tener una mala repercusión cuando se trate de asertividad.
De hecho, la repetición es una técnica psicológica conocida como “el disco rayado”, por el que perseveramos en nuestro discurso para no dar el brazo a torcer. El problema de entrar en bucle suele darse, por ejemplo, en contextos de trabajo, o en situaciones sociales, más allá de la propia familia.
En el primer caso, repetir la misma idea cuando ya se ha demostrado poco operativa y no cuenta con ningún apoyo o fundamento, puede causar una mala impresión en el trabajo por varias razones:
A nivel social, igualmente, el entrar en bucle puede afectar a la impresión que causemos en los demás, restándonos valor a la hora de aportar nuestras opiniones. Como consecuencia, en el mejor caso, nadie nos tomará en serio, y en el peor, podrán burlarse de nosotros.
Saber por qué sucede es el primer paso para contener la rigidez que te lleva al modo bucle. El origen de todo ello no está muy lejos: está en tu cerebro y en esos pensamientos que preceden a la acción. En este sentido, la mayoría de las veces este tipo de pensamientos obsesivos obedecen a una anticipación negativa. O, lo que es lo mismo: a imaginar lo que va a pasar bajo un prisma muy negativo que nos pone a la defensiva. Otras veces, los pensamientos rumiantes nos llevan incluso a mantener conversaciones ficticias en nuestra cabeza en las que todo sale mal.
Detrás de estas fantasías de desastre, normalmente están algunas experiencias previas en las que no hemos salido bien parados y que nos limitan o hacen sentir inseguridad. Otra de las razones que nos llevan a esa espiral infinita de bloqueo y repetición de patrones es estar demasiado centrados en nosotros mismos o el tomarnos las cosas por lo personal.
La conferenciante y formadora en comunicación Aurora Michavila (@auroramichavila en Instagram) nos da la solución al modo bucle con los siguientes consejos:
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