Telas en mis entretelas
Las telas en Zurbarán cobran vida y te trasportan al disfrute de los que un pliegue es capaz de expresar mediante la perfección de luz y forma.
La luz, la sobriedad, la forma contundente, la composición de las figuras, la proporción de los objetos, la excelencia del dibujo, la tranquilidad de los rostros, la espiritualidad contenida, la ejecución de las imágenes… Las telas, sobre todo, las telas. Las telas en Zurbarán cobran vida y te trasportan, desde la ejecución de un cuadro del siglo XVII a la riqueza expresiva de las texturas; al disfrute de los que un pliegue es capaz de expresar mediante la perfección de luz y forma.
Madrid está de enhorabuena, el Museo Thyssen-Bornemisza alberga hasta el próximo mes de septiembre la exposición ‘Zurbarán, una nueva mirada’. Cuarenta y siete lienzos, algunos inéditos y otros que nunca habían visitado España, se muestran como una experiencia no sólo visual, sino sentimental.
Nada puede añadirse a la obra de Francisco de Zurbarán, pero sí disfrutar del lujo que supone contemplar esta muestra y dejarse guiar por la el tacto visual, en los hábitos blancos de los monjes, en las capas de armiño de los Magos, en la precisión del trazo de los Santos. La exposición se completa con una serie de naturalezas muertas, obras de su hijo, Juan de Zurbarán, y de algunos discípulos de su Escuela.
Para mí, una vez más, Zurbarán es y son las telas, sus telas, las que me llegan dentro, las que absorbe mi pupila hacia mis entretelas y las que alumbran las salas de la pinacoteca. Un buen momento para desconectar, ver telas sin tocarlas; aspirar cualquier pliegue y disfrutar. (Fotografías: Museo Thyssen-Bornemisza).