Aria Bedmar: “Nunca he sido un juguete roto. Empecé joven pero no era una niña”

Amalia Enríquez. 17/01/2025
Foto: Carlos Villarejo

Desde muy niña supo que jugar a ser artista era lo suyo. Aria Bedmar era la más teatrera de la pandilla. En ningún momento se ha sentido identificada con el síndrome de juguete roto, porque siempre ha sabido tener las enseñanzas básicas bien aprendidas. Varios han sido los personajes que la han posicionado en la profesión, pero su interpretación de Inés en La Huella del mal va a significar un antes y un después porque, entre otras razones, le ha llegado en el momento de madurez  plena como actriz…

The Luxonomist: Actriz, bailarina, rockera… ¿la que mucho abarca sí aprieta?
Aria Bedmar: A veces se junta todo y puede hacerse complicado cumplir con los objetivos de cada aspecto de mi profesión, pero al final eso es lo adictivo, supongo. Cada parte me da algo nuevo, es lo divertido.

TL: ¿Qué has encontrado en la interpretación para convertirla en el motor de tu vida?
Aria Bedmar: Es mi modo de ver la vida. No siento que sea una decisión consciente dedicarme a esto, creo que es algo tan natural y arraigado en mí que me cuesta imaginarme dedicándome a otra cosa. Si no tuviera la oportunidad de vivir varias vidas en una, la vida me parecería demasiado gris.

TL: ¿De niña ya eras la teatrera de la pandilla?
Aria Bedmar: Siempre, desde chiquitita jajaja. Mis padres siempre me lo decían.

“Sin actuar la vida me parecería demasiado gris”

aria bedmar la huella del mal
Foto: Paduano para La Charito Films

TL: Cuando se empieza joven en una profesión como esta, ¿cuál es el antídoto para no convertirse en un juguete roto?
AB: En mi caso empecé muy pequeña en el teatro, pero no me profesionalicé hasta casi los veinte, lo que me facilitó mucho tener las enseñanzas básicas bien aprendidas. Nunca he sentido que el término “juguete roto” me representara ni supusiera un riesgo para mí. Empecé joven, pero ya no era una niña.

TL: ¿La niña que apuntaba maneras se reconocería en la profesional consagrada de hoy?
AB: Probablemente sí. Mi sueño siempre fue dedicarme a esto, independientemente de la rama y la proyección que consiguiera. Entendiendo que llevo años dedicándome exclusivamente a lo artístico, apuesto a que esa niña estaría muy orgullosa de lo que va a conseguir cuando sea mayor.

TL: ¿Cuál ha sido ese punto de inflexión que te indicó que esto era lo tuyo?
AB: En el momento no me di cuenta, tenía apenas siete años, pero echando la vista atrás siempre viene a mi memoria el momento en el que vi el musical de “La Bella y La Bestia” en Gran Vía. Era el primer espectáculo que veía en mi vida de ese calibre. Aún recuerdo la emoción de ver los platos y las servilletas bailar.

TL: ¿Tienes la sensación de que ya estás en el buen camino?
AB: Totalmente. Una carrera artística nunca es una escalera equitativa y ascendente. Vengan mejores o peores tiempos, estoy en el mejor momento de mi vida, hasta ahora.

“Una carrera artística nunca es una escalera equitativa y ascendente”

TL: ¿La huella del mal ha llegado en el momento oportuno de madurez?
AB: Sin duda. Si me hubieran ofrecido ese papel unos años antes, no creo que hubiera sido capaz de enfrentarme con tanta serenidad a ciertas situaciones del personaje. Además, estar rodeada de un equipo tan profesional e increíble lo hizo todo más fácil, incluso.

TL: ¿Será fácil empatizar con Inés, tu personaje?
AB: A la hora de ponerse en la piel de un personaje una siempre tiene que tener clara su motivación y sus miedos, y no juzgarlo, aunque a veces sea difícil. Para trabajar en el personaje de Inés tuve que empatizar con ella al máximo. Ojalá el espectador sienta lo mismo.

TL: ¿Has descubierto una Aria actriz diferente tras este trabajo?
AB: Lo cierto es que sí. He aprendido mucho de mis compañeros, de ver como cada uno tiene sus propias herramientas para enfrentarse a las distintas escenas y las dificultades de un rodaje. Creo que Inés me ha venido en el momento justo para seguir aprendiendo y seguir impulsándome hacia arriba.

TL: ¿A quién o qué no le dedicarías ni un minuto de tu vida?
AB: A quien defienda que “el toro no sufre”.

“Me encantaría que alguien pensara que mis abrazos sanan”

aria bedmar
Foto: Carlos Villarejo

TL: ¿Primer pensamiento de cada mañana?
AB: Darle los buenos días a mi mujer y a mis animales.

TL: ¿Ese plato que comes una y otra vez con placer?
AB: Canelones de espinacas, mi perdición.

TL: ¿Ese olor inolvidable que te transporta a la infancia?
AB: La colonia de mamá.

TL: ¿Un sueño que se repite una y otra vez?
AB: Que puedo volar por encima de un valle con una cascada.

TL: Tres palabras que definan el momento que estás viviendo.
AB: Cambios, paciencia, orgullo.

TL: Imagínate que te piden que escribas tu vida. ¿Cómo titularías el libro?
AB: Algo relacionado con los términos “luz” y “sombra”, seguro.

“Vivo las emociones al máximo, en su mejor y su peor versión”

TL: Y si se llevara al cine, ¿quién dirigiría la película?
AB: Paco Plaza es mi talón de Aquiles, siempre voy a querer volver a trabajar con él.

TL: ¿Lo mejor que te gustaría escuchar de ti?
AB: Que mis abrazos sanan.

TL: Morirías por tener un superpoder. ¿Cuál sería?
AB: Poder respirar bajo el agua.

TL: ¿Lo más impensable que te ha dicho un/a fan?
AB: Que gracias al trabajo que hice junto a mi compañera Ylenia en Maitino, muchas chicas se han atrevido a deshacerse de sus miedos y vivir la vida fuera del armario. Se me saltan las lágrimas cuando leo algunas de sus historias… Son tremendamente inspiradoras.

TL: ¿Qué es lo peor de la fama?
AB: Por ahora no he vivido ningún momento especialmente tenso, pero tener que estar siempre con una pequeña alerta por si acaso, puede ser agotador.

TL: ¿Qué no echarías de menos nunca en tu camerino?
AB: Música.

TL: ¿La cara y la cruz de ser tú?
AB: Vivo mis emociones al máximo, en su mejor y peor versión.

TL: ¿Un miedo que no sepas controlar?
AB: A ciertas máscaras de terror. Mi cerebro colapsa y me dan ataques de pánico, pero sigo trabajando en ello.

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