La selección trata de recuperar el fútbol perdido

A pocos días para que comience el Mundial de Rusia, la selección española de fútbol no enamora a sponsors ni patrocinadores.

Agustín Castellote. 21/05/2018

El 11 de julio de 2010 significó para España una inyección de entusiasmo y universalidad. El gol de Iniesta en la prórroga acababa con un goteo de adversidades y frustraciones en un momento especialmente delicado por la situación económica y social en nuestro país, cuya victoria fue interpretada por muchos como una metáfora de lo que España podría llegar a convertirse. Fueron semanas de vino y rosas en la selección, cuyo efecto euforia llevó a la Federación Española de Fútbol a multiplicar sus acuerdos comerciales de esponsorización, ante la fiebre desatada en las empresas por tener un hueco en el éxito futbolístico de la selección española y la famosa estrategia de marketing de: “Si no te ven, no existes”.

Ocho años después y con el decepcionante Mundial de Brasil de por medio, que bajó el caché del equipo a la mitad, la selección vive en la encrucijada de no alcanzar las previsiones de patrocinio en Rusia. Las dudas deportivas tras lo sucedido hace cuatro años y la inestabilidad institucional que llevó al expresidente Villar y a su mano derecha y vicepresidente Padrón a la cárcel, acusados de prácticas irregulares en las cuentas federativas, han lastrado un negocio muy rentable, a la espera de un nuevo orden en la federación, sumida en escándalos y luchas intestinas por el poder.

Seat es socio patrocinador principal

De veinte patrocinadores con los que contaba la selección española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica 2010, a los 18 en Brasil 2014 y hasta los 11 con los que cuenta a fecha de hoy, a pocos días  de que dé comienzo la Copa del Mundo 2018. Ésta es la realidad en la que está sumida la selección, cuyo descenso en la cartera de patrocinadores ha provocado una notable bajada en los ingresos federativos, donde la partida por esponsorización ocupa un lugar destacado en sus presupuestos.

Por el camino se han quedado marcas de reconocido prestigio como Cepsa, Banesto, Iberdrola, Chevrolet, Toyota, Caixa Bank, Hublot, Samsung, Iberia, Bimbo, ONCE o Gillette que, en su momento decidieron cruzar sus caminos con la selección de fútbol, reforzando su marca y aprovechando el efecto, en términos de imagen y notoriedad, que reporta el grupo en un evento de la relevancia y trascendencia de un mundial de fútbol para llegar a los consumidores.

Movistar también es socio patrocinador principal

La Federación Española de Fútbol divide a los patrocinadores de la selección en tres grupos: Socio patrocinador principal, patrocinador oficial y colaboradores. En función del grado y grupo en el que se encuentre la empresa esponsorizadora, el acuerdo obtendrá una posición más ventajosa y, en consecuencia, pagará una cantidad más o menos elevada. A fecha de hoy, de los once patrocinadores con los que cuenta la selección para el mundial que está a punto de comenzar, cuatro de ellos están incorporados al grupo de socio patrocinador principal, por lo que pagan a la federación en torno a los 3,5 millones de euros:

  • Movistar, la empresa de telefonía que mantiene una relación con la selección desde el año 2012 y que Telefónica extiende a acuerdos tecnológicos y de infraestructuras para la propia federación y La Ciudad del fútbol de Las Rozas, que cuentan con los últimos avances en comunicación.
  • Cruzcampo, compañía cervecera que inició su compromiso en 2007 y cuyo contrato amplió en 2015 hasta la finalización del mundial de Rusia.
  • Seat, el único fabricante nacional de automóviles, que acaba de comprometerse hasta marzo de 2021 y será el coche oficial de la selección. Seat, que celebra el 68 aniversario de su fundación, estará muy presente, tanto en el mundial de Rusia como en la Eurocopa 2020.
  • adidas, que es el gran patrocinador de la Federación, en términos económicos, con más de 35 años de relación vistiendo a la selección en todas las categorías y con contrato en vigor hasta el año 2026 por el que abona 20 millones de euros anuales.

En el segundo nivel de patrocinio, por lo que paga cerca de dos millones de euros, encontramos a Pelayo, la compañía aseguradora que mantiene desde 2008 un contrato de patrocinio estratégico con la selección española de fútbol, mostrándose muy activo en cuanto a organización de eventos relacionados con su patrocinio. El último, con motivo del sorteo del mundial, reuniendo a ex jugadores y seleccionadores como Del Bosque, Clemente, Capdevila, Marchena, Guerrero, Senna o Amavisca para una jornada de convivencia.

Air Europa forma parte de las empresas colaboradoras con la Selección

Y el tercer nivel de esponsorización es el de colaboradores, cuya cotización está entre 500.000 y un millón de euros y en el que se encuentran:

  • Sanitas, como proveedor médico oficial y que pone a disposición de los futbolistas desde 2014 su experiencia y los últimos avances tecnológicos y asistenciales en el terreno de la medicina deportiva.
  • LG Electronics, una de las mayores empresas de electrónica del mundo y partner tecnológico oficial de la selección desde 2014.
  • Air Europa, aerolínea española del grupo Globalia, que se incorporó en 2016, ocupando el puesto vacante que dejó Iberia.
  • ASM, empresa de mensajería urgente que comenzó a trabajar con la federación en 2014.
  • Emidio Tucci, la marca de ropa masculina de El Corte Inglés que abastece, con una colección propia a los internacionales desde 2016, cuando ocupó el lugar que tenía Pedro del Hierro.
  • Cabreiroá, la empresa gallega que desde 2012 es el agua oficial de la selección, desde el manantial situado en Verín ( Orense) y que recientemente presentó una edición especial de botellas coleccionables, protagonizadas por los jugadores, con motivo del mundial, bajo el título “Pasión por la roja”.

El mundial de fútbol Rusia 2018 que comienza en pocos días se ha convertido para nuestra selección en un auténtico reto. Un reto deportivo, tras alcanzar la gloria en Sudáfrica y la miseria en Brasil, y un reto institucional, donde los jugadores y los dirigentes intentarán recuperar la confianza perdida. Está en juego el prestigio de un estilo, la ilusión de todo un país y un negocio muy rentable que, como ha quedado demostrado, igual que viene, se marcha.

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