Hace algo más de un año, un amigo que trabaja en el Departamento Financiero de L´Oréal en Nueva York me explicó la «Revolución de los limpiadores de cara eléctricos». La verdad es que yo nunca había iodo hablar de ellos cuando ya se habían vendido la barbaridad de 7 millones de unidades (no siempre me entero de todo). Sea como fuere, es la revolución de la belleza en casa. Una especie de cepillo eléctrico, limpiador de cara, cuyas púas penetran en la piel a gran velocidad y limpian los poros al tiempo que tonifican y relajan la piel del rostro.
Esa sensación que tienes cuando sales de un tratamiento facial, pero en casa y hecho por ti misma. Claramente un invento. En el mercado, ya hay decenas de marcas de dispositivos electrónicos especializadas en el cuidado de la piel que cuentan con un «limpiador eléctrico» entre sus «gadgets» para el rostro.
La calidad de la esponja limpiadora y los elementos de los que están fabricados sus púas, la flexibilidad de las mismas, la facilidad a la hora de limpiar la cabeza móvil del dispositivo una vez finalizada la limpieza y la manejabilidad del limpiador ha sido definitivos para ganarse un mercado muy complicado como el estadounidense.
Clarasonic lo vio claro desde el principio y apostó por un dispositivo «sónico» científicamente probado y que ha convencido a millones de estadounidenses – hombres y mujeres- que ya utilizan el aparato como parte de su rutina diaria de limpieza de la cara y el cuello.
Esta semana, la multinacional ha presentado su último modelo-diseño tras llegar a un acuerdo con el artista neoyorquino Keith Haring y su fundación. Oferta limitada de dispositivos, de cuya venta irá una parte destinada a la Fundación del artista para ayudar a niños en peligro de exclusion social y de investigación para el SIDA.
El arte de Keith Haring, y la comprometida filosofía de vida que le acompaña, es algo que ha calado muy hondo en toda la familia Clarisonic. «Se trata de nuestra primera iniciativa inspirada en un artista y estamos encantados de haberla hecho realidad gracias a esta colaboración con la fundación que lleva su nombre», comentan desde la marca.
El arte de Keith Haring ganó una gran popularidad en el mundo del arte a principios de los 80. A medida que su fama crecía, el artista consideraba fundamental que su obra, de una naturaleza fuertemente comprometida, humana y expresiva, fuese accesible para todos. Sus cuadros, dibujos y grabados están creados con el mismo estilo: simple, colorido, audaz y vital.
A menudo creados de forma espontánea en el momento, Haring utilizaba líneas gruesas para delinear sus figuras y “líneas de acción” para darles sensación de movimiento y energía. Tanto el movimiento como la energía, son parte fundamental de los limpiadores sónicos de Clarisonic.
Una vez más, una gran empresa del sector de la cosmética y el cuidado de la piel se une a una Fundación por una buena causa. Si buscas un limpiador de piel con causa, ¡aquí tienes uno!.
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