El apartamento que Justin Timberlake y Jessica Biel quieren vender ¡¡YA!!

La pauta más habitual del sector inmobiliario es valorar un inmueble antes de salir al mercado, según la media de los inmuebles circundantes, aplicando unos parámetros comparativos en forma de porcentajes. En otras palabras, si el inmueble comparado tiene mejores acabados, una ubicación más idónea o menor antigüedad, se aplica un factor al alza por metro cuadrado. Pero nada de esto sirve cuando hay prisa por vender, como les está pasando a los famosísimos Justin Timberlake y Jessica Biel con su apartamento del Soho neoyorquino.

El pasado año (2017), la pareja compró un ático en el edificio anti-paparazzi del 443 de Greenwich Street, que ya hemos enseñado en esta publicación y en el que residen estrellas como Meg Ryan o Jake Gyllenhaal. Timberlake compró este inmueble por unos 20 millones de dólares (17,56 de euros) y lo hizo (según la prensa norteamericana) a través de una Sociedad de Responsabilidad Limitada, la misma con la que compró el inmueble que ahora tiene en venta, muy listo.

Ahora que tienen una estupenda y lujosa propiedad donde residir, a la pareja le ha entrado prisa por vender el “otro” ático, el ubicado en el Soho Mews, que salió al mercado por el nada desdeñable precio de 7,99 millones de dólares (7,16 de euros) pero que recientemente ha rebajado su valor a 6,35 millones (5,58), menos, incluso, que el valor por el que se compró en el año 2010, unos 6,5 millones de dólares (5,70 de euros). Bueno, para ser sinceros, después de vivir ocho años en él, que lo rebajen un poco no es ningún drama.

Pero… ¿por qué querría alguien comprar el apartamento de Jessica y Justin? Para alguien que sea seguidor de la ex-modelo y actriz o del cantante y empresario estadounidenses, motivación no le faltará. Atractivo negocio parece también para los inversores que deseen tener una propiedad en un edificio donde hay propietarios como la actriz y productora Jessica Chastain o el hotelero Vikram Chatwal, será, desde luego, un aliciente perfecto.

Ahora bien, si el motivo de la compra es el de residir en él, algunos de sus fuertes serán su estupenda ubicación, muy cerca de las tiendas más exclusivas de Manhattan y todas sus comodidades. Así, el ático tiene 240 metros cuadrados útiles, tres baños, un aseo, tres hermosos dormitorios y una terraza de 80 metros cuadrados que rodea casi toda la propiedad (tres lados).

El inmueble se encuentra dentro de un complejo denominado Soho Mews, consistente en dos edificios de nueve y ocho plantas, con entrada principal por el número 311 de West Broadway y trasera por Wooster Street, y unidos por un patio interior 372 metros cuadrados, diseñado por el estudio PWP Landscape Architecture. La construcción se llevó a cabo durante los primeros años del presente siglo, finalizando en el 2007, gracias a las buenas labores del estudio Gwathmey Siegel & Associates Architects.

Los promotores, United American Land, indicaron a los proyectistas que el complejo debía tener 16.258 metros cuadrados de superficie útil, de los que 465 se destinan a retail y el resto a uso residencial, donde se incluyen (obvio) 68 apartamentos de lujo y un estacionamiento subterráneo, con conexión directa hasta las viviendas mediante ascensor privado, para algo son apartamentos de lujo. Además, parte del inmueble se dedica a un gimnasio de última generación, posee portero y conserje las 24 horas y unas vistas idílicas de Nueva York.

El diseño de la fachada es sencillo y efectista, presentando una envolvente de dos materiales: aluminio en tonos claros que resuelve la protección de los elementos estructurales y vidrios que conforman la carpintería de piso en techo, con tres diferentes tipologías: transparente, esmerilado y fritado. Según los diseñadores, se pretende rendir tributo a la evolución del distrito histórico del Soho, famoso por sus fábricas, antes de  que se reformaran para albergar apartamentos.

El ático en venta tiene 3 metros de altura de piso a techo, lo cual implica una costosa sustitución de bombillos (chiste malo), permitiendo unas extraordinarias vistas gracias a la carpintería de grandes dimensiones. Dentro, lujo que se puede disfrutar en forma de chimenea de gas, paneles personalizados de madera o, lo mejor, cortinas con sistema electrónico Crestron, permitiendo un fantástico control sobre la luz que entra del exterior y, por supuesto, regulando el confort de la vivienda.

La cocina lleva la firma del propio arquitecto, Don Gwathmey Siegel, con muebles de la casa italiana Valcucine de olmo estriado y vidrio ahumado, granito de la empresa Stone Source, refrigerador y vinoteca de la empresa Sub-Zero, horno y lavaplatos de Miele, y estufa y campana extractora de Gaggenau. El baño principal está recubierto de mármol, que esconde un suelo radiante, una bañera oval Vaio Duo de la marca Kaldewei, ducha sin marco de vidrio, accesorios de Lefroy Brooks y tocador de Valcucine.

Todos los dormitorios cuentan con baño propio, y, aunque el dormitorio principal es el “no va más”, los otros no se pueden quejar, dado que cuentan con (casi) las mismas prestaciones. El pavimento de la vivienda es de madera de roble, cubierto, en parte, por gruesas alfombras para poder estar, “cómodo no”, lo siguiente. En fin, no sabemos si la pareja de jotas echará de menos este inmueble, lo que sí sabemos es que les urge vender, y, quien desee una vida de ensueño en Manhattan (y pueda costeárselo) tiene una oportunidad de oro para comprar esta joya inmobiliaria.