Sara Ballarín es una de las grandes del género romántico en España. Cuando le comentas que es una de las reinas del chick lit, se ruboriza ante el halago, le resta importancia y asegura que le queda mucho para llegar a esta posición. Pero lo que es indiscutible es que cada vez que publica un nuevo libro sus lectores lo celebran con ansia y escritores como Elisabet Benavent alaban su obra.
La escritora tiene nuevo trabajo sacado del horno, ‘El vuelo de Lena’, con el que da un giro hacia el drama. Nos confiesa que es la historia que más ha disfrutado y con la que más ha llorado al escribir. Un viaje lleno de sentimientos que para ella ha sido una profunda aventura. Hablamos con Sara Ballarín para ponernos en la piel de una escritora que vive a sus personajes, se emociona con cada palabra y saborea todo lo que hace.
The Luxonomist: ‘El vuelo de Lena’ es tu tercera novela. ¿Sientes más presión al presentar un tercer trabajo?
Sara Ballarín: Siempre tienes un miedo distinto cuando sacas un libro. El primero libro es lo nuevo… «¿Qué va a pasar? ¿Va a gustar o no?» El segundo es la reafirmación de lo que sientes con el primero, por lo menos. Con el tercero el miedo es el de ir superando barreras que tú misma te has puesto y no sabes nunca qué va a pasar. Siempre tienes un miedo u otro.
TL: ¿Con este libro te has arriesgado?
SB: Sí, porque dentro de lo que es el género y mi propio estilo, eso no cambia, es un libro mucho más intenso y con toques más dramáticos. Se aleja de lo cómico que había hecho anteriormente y mezcla historias muy profundas. Se ha salido un poco del guion pero estoy muy contenta con el resultado.
TL: ¿Qué se van a encontrar los lectores de ‘El vuelo de Lena’?
SB: Una historia muy intensa (risas). Es un viaje emocional profundo. Se van a encontrar a Lena, que es una chica de veintiséis años que por circunstancias de su vida su abuela, que ve que su nieta está rota, intenta de alguna manera levantarla y decide escribir sus propias memorias para dárselas a ella como legado. A través de la vida de la abuela, Lena es cuando va comprendiendo muchas cosas de su vida e intenta volar.
TL: En las redes sociales la gente se está emocionando e identificando mucho con la historia…
SB: Estoy teniendo muy buen feedback, la gente lo está leyendo muy intensamente porque es un libro que invita a bucear dentro de cada uno. Cuando intentas escribir historias muy verosímiles, aunque no las hayas vivido puedes empatizar perfectamente con ellas. Son historias cotidianas, es fácil empatizar con Lena.
TL: Cuando te nombran como una de las reinas del chick lit, ¿qué sientes?
SB: ¡Es un honor inmenso! (risas) No me veo todavía ahí, ni siquiera me atrevo a decir que soy escritora. Es algo que me da mucho vértigo, no acabo de creerme todavía dónde estoy metida. Yo simplemente escribo y las etiquetas y denominaciones se me escapan totalmente. Me queda muchísimo por aprender a nivel literario y por evolucionar. Todavía me veo como un bebé en este mundo.
TL: ¿Algún seguidor que te haya dicho algo muy intenso?
SB: Siempre hay mucha gente que te cuenta sus vivencias o de alguna manera cómo les ha llegado el libro. Hay historias muy bonitas, no te sabría destacar una en concreto… Por ejemplo, con el libro ‘Contigo en el mundo’ una chica que su novio se había ido a navegar como hace Mario, uno de los protagonistas del libro, es algo que me llamó mucho la atención u otra chica que me dijo que, por circunstancias personales no había podido comprar el libro, pero había rebuscado en la biblioteca de su pueblo, en la del pueblo de al lado hasta que pudo encontrarlo en una biblioteca y me mandó la foto. Me hizo mucha ilusión, me contó una historia personal muy triste y me enterneció de una manera muy salvaje.
TL: ¿Qué es lo más duro del trabajo de un escritor?
SB: (risas) Arrancar la historia, cuando la tienes en tu cabeza y quieres sacarla toda de golpe, eso es lo más difícil. También exponerlo al mundo es muy vertiginoso, cuando sale a la luz. Es un vaivén de emociones porque por un lado estás muy emocionado, pero por otro lado no deja de ser algo tuyo y tienes mucho miedo a que se ataque o se digan según qué cosas.
TL: ¿Te suelen influir las críticas?
SB: Depende… hay críticas que tu ves que son destructivas y te afectan porque no es agradable que critiquen tu trabajo de una manera gratuita. Pones también una barrera. También están las críticas constructivas que aunque digan cosas negativas del libro, pero las dicen de una manera que incluso a ti te pueden ayudar a mejorar o te pueden orientar de alguna manera. Esas las agradeces, aunque lógicamente te encantaría que todo fuera perfecto y multicolor (risas) Que todo fuera perfecto, pero es imposible. Siempre agradeces cuando las críticas son constructivas y están hechas con educación.
TL: Hace poco has dicho en las redes sociales que aún no te has podido desprenderde estos personajes, ¿por qué?
SB: De hecho, hay algunas lectoras que me preguntan si eso significa que hay una segunda parte y ya aclaro que no, no hay una segunda parte. Es una historia que está cerrada. A lo que me refiero es que es una historia que no sé por qué, porque no es autobiográfica, cuando la empecé a escribir me llegó de una manera muy especial, nunca me había pasado. Las demás historias son como mis hijas, pero ésta es especialmente bonita para mí y me fue muy difícil terminarla. Es algo emocional, no tiene que ver con que haya una segunda parte.
TL: ¿Hasta qué punto puedes decidir tú cómo es el envoltorio de la novela?
SB: La portada, en mi caso, la diseñan la editorial y el equipo de marketing. Tú como autora puedes decir que no te gusta la propuesta que te mandan o que elegirías otra… Me propusieron esta portada en distintos colores y el amarillo fue una elección mía. La portada me gustó mucho cuando la vi, me gustó el simbolismo de la chica que está volando… el amarillo es uno de mis colores favoritos y define mucho la novela. Si la novela fuera un color sería el amarillo.
TL: ¿Por qué crees que nos cuesta tanto alzar el vuelo?
SB: Realmente lo que más nos impide volar somos nosotros mismos, somos nosotros los que nos limitamos en casi todas las cosas que hacemos. Como te he dicho antes, no puedes controlar las cosas que te pasan en la vida, pero sí cómo reaccionas ante todo. Nosotros nos ponemos barreras que no existen.
TL: Cuando estás escribiendo… ¿llegas a emocionarte?
SB: Sí, muchísimo. Sobre todo cuando haces historias contemporáneas y que hablan de emociones que tú has vivido o que es fácil que las conozcas de alguna manera, te llega muchísimo y he llorado con esta novela y con otras también. Al escribirlas e, incluso, al idear las escenas he llorado, me he enfadado… he tenido todas las sensaciones que puede tener el lector cuando la lea. Incluso un poco más allá. A veces no quieres escribir una escena porque no quieres romper al personaje porque le tienes cariño y te hace daño casi. Es un proceso muy marciano.
TL: Después de escribir algo así, ¿qué haces?¿te vas de copas?
SB: (risas) Cuando terminé esta novela no podía parar de llorar, fue un a cosa muy emotiva. Tuve que dejar pasar unos días para dejar bajar la intensidad y luego retomarla y repasarla desde una perspectiva más alejada.
TL: ¿Algo que te apetezca mucho hacer y vayas hacer dentro de poco?
SB: Hay algo que me apetecía mucho hacer y voy hacer en relación con el libro es ir a París, porque es importante en el libro. Otra cosa que he ido haciendo a lo largo de este año y mientras escribía es ir a Canfranc porque es un escenario en sí de la novela. Tengo pendiente hacer la ruta del libro: Madrid, Canfranc, París. Y se mencionan dentro del libro lugares concretos, restaurantes… me gustaría hacer toda la ruta.
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