Toñi Moreno: “Soy impermeable para la gente con mala intención”
Reconoce que no ha tenido muchas oportunidades pero, las que se le han presentado, las ha aprovechado bien. La vida de Toñi Moreno ha sido un constante no, porque el dinero que ganaba de niña tenía que destinarlo a mantener su casa. Está segura de que hoy su padre estaría contento y orgulloso si viera lo que ha conseguido. Una conversación con ella es un carrusel de risas y una fuente inagotable de sinceridad. No hay nada como ser feliz contigo misma y aceptarte para no tener filtro…
The Luxonomist: ¿Qué te da el periodismo que no has encontrado en otra actividad de la vida?
Toñi Moreno: La posibilidad de conocer gente de ámbitos muy diferentes. Personas que han vivido verdaderas tragedias, que te pueden dar una lección de vida y cómo afrontarte a ella cuando no te vienen bien dadas. Y, en el lado opuesto, he podido entrevistar a gente de todos los terrenos de la popularidad y la sociedad. Yo, que soy una gran curiosa y que lo que siempre me ha salvado en la vida es la curiosidad, pues es una maravilla que te paguen por aprender.
TL: ¿Alguna vez te has arrepentido de dedicarte a esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
Toñi Moreno: Nunca, jamás. Ni siquiera cuando he estado en paro. El periodismo me ha dado todo lo que soy.
“El periodismo me ha dado todo lo que soy”
TL: ¿De joven eras la líder de la pandilla?
Toñi Moreno: Te lo tendrían que decir mis amigas (risas). Tengo dos grupos de chat, uno con la gente del cole y otro con mis amigas de adolescencia, y soy muy activa en ambos. Mantengo mis amigas de siempre, de toda la vida, las del pueblo. Obviamente, a lo largo de la vida he hecho otras amistades que me ha dado la profesión. No sé si era líder, pero que siempre me ha gustado organizar ¡eso sí! (risas)
TL: ¿Nos hemos perdido una gran abogada?
Toñi Moreno: No, absolutamente no. Mi padre siempre me decía que yo era la defensora de las causas perdidas, porque siempre llegaba del cole contando cosas que me parecían injustas. Yo creo que para ser una buena abogada tienes que tener la mente fría en muchos momentos. Y esa es una de mis debilidades, es mi talón de Aquiles.
TL: ¿Ha habido un punto de inflexión vital necesario y definitorio?
Toñi Moreno: He tenido dos puntos de inflexión en mi vida, que creo que me han llevado a la madurez que tengo ahora. Uno fue la muerte de mi padre. Ahí me hice mayor de repente y me di cuenta de qué va la vida, que es vivir cada segundo como si fuera el último. Y el otro definitivo, que está en el otro polo de la vida, fue el nacimiento de mi hija. Una muerte y un nacimiento que me han marcado muchísimo y me han hecho evolucionar.
“Me siento querida y respetada por mis compañeros”
TL: ¿Sientes que han tardado en reconocer tu talento?
TM: No trabajo para que se me reconozca el talento, no es algo que me preocupe. Me siento muy querida y respetada por mis compañeros, que es el mayor de los reconocimientos. Te lo digo de verdad. Luego está que, por otro lado, hayas recibido el reconocimiento por parte de tus jefes que toman las decisiones, pero no tengo ningún sentimiento de frustración en ese sentido. Cuando tengo un éxito no se me va la cabeza porque es temporal y, cuando tengo un fracaso, tampoco me hundo porque creo que no soy mejor cuando tengo un éxito y peor cuando tengo un fracaso. Soy siempre yo. Esta es una profesión de constante aprendizaje y hay que ser humilde.
TL: ¿En el mejor de tus sueños imaginaste lo que hoy vives?
TM: Se lo diría a la Toñi Moreno de 13 años que soñaba con salir de aquella habitación de dos metros y medio, en un piso de 60, de un barrio humilde y trabajador, con una inestabilidad económica que me ha marcado siempre y el “no hay pa comé, no hay pa comé”. Eso hizo que mi infancia fuera muy corta, pero me hizo soñadora. Yo veía a Jesús Hermida y sus chicas…y ahí era donde yo quería ir. Yo quería salir y convertirme en eso. Ni en mis mejores sueños imaginé que iba a ser amiga de esas chicas que admiraba. A esa niña de 13 años le diría: “El esfuerzo ha merecido la pena”. Hoy estaría bastante contenta.
“Mi infancia fue corta y eso me hizo soñadora”
TL: ¿Querer o dejarse querer?
TM: Querer, siempre querer.
TL: ¿Se puede ser imparcial cuando los sentimientos entran en juego?
TM: ¡Nunca! No puedo con la gente que va de imparcial. Siempre hay que tomar partido hasta mancharse.
TL: ¿La forma más elegante de decir adiós?
TM: En silencio, sin ruido. Con una sonrisa y con un perdón.
TL: ¿En qué situación has dicho “chapeau”, me quito el sombrero?
TM: Ante la gente que ha vivido una tragedia, que lo ha perdido todo y ha salido adelante. Cada vez que alguien resurge de sus cenizas ¡chapeau!
TL: ¿Qué te gusta hacer a tu manera?
TM: Todo (risas). Todo lo hago a mi manera, aunque no sea la forma más correcta.
“Me gustaría pensar que lo mejor que se me da es ser madre”
TL: ¿Lo que mejor se te da hacer?
TM: No me considero virtuosa en nada, aunque cero que conecto bien con la gente. Me gustaría pensar que lo mejor que se me da es ser madre, pero eso es algo que le tocará decir a mi hija.
TL: Si pudieras ser otra persona o cosa, ¿por qué /quién optarías?
TM: Me hubiese gustado ser alguien con arte. No sé… Lola Flores, Rocío Jurado. Me gusta la música, cantar… pero canto como los perros. Y si fuera una cosa ¡un amanecer! O unas castañuelas. Algo que signifique alegría.
TL: ¿A quién meterías en una máquina del tiempo?
TM: ¿Para que vuelva? Mi padre. Sería muy feliz con sus tres nietos. No conoció a ninguno.
TL: ¿Qué locura has hecho para conocer a uno de tus iconos?
TM: Muchísimas, porque he sido una gran mitómana. He dormido en el parque de María Luisa, porque no tenía dónde quedarme, para ver a Pimpinela en la Expo del 92. Con 15 años me cogí un autobús y me planté en Torrespaña para conocer a Hermida y sus chicas. He hecho colas kilométricas por ver a Serrat. Cuando me gusta algo ¡voy a por ello a tope!.
“Ya distingo entre el insulto y la crítica sin sentido”
TL: ¿A qué eres inmune?
TM: Cada vez más a la mala intención. Me he hecho un traje impermeable ante la gente que viene con mala baba y a los narcisistas. Me he protegido mucho.
TL: ¿El insulto hace callo?
TM: Sí, la verdad. A fuerza de sufrir, ya distingo entre el insulto y la crítica sin sentido. Cuando me critican en las rrss y veo que tienen razón, lo que me queda es “cerrar el piquito y apretar el culo”. Pero cuando me insultan y se escudan en el insulto, ya no me afecta.
TL: ¿Qué no falta nunca en tu maleta?
TM: Nunca falta mi perfume Voyage de Hermès. Me pongo hasta arriba de él hasta para salir en la tele porque me da seguridad. Me lo recomendó una maquilladora de Canal Sur Málaga y llevo con él muchos años. El perfume no puede faltar.
TL: ¿La suerte es más definitoria que el talento?
TM: ¡Qué pregunta!… pues mira, creo más en el trabajo. Si luchas y no te rindes, acabas teniendo suerte. El talento es un don que te dan y que, si no lo trabajas, puedes vivir con él y no se entera nadie.
“La vida me suena a mi hija”
TL: ¿A qué te suena la vida?
TM: Me suena a la risa de mi hija, a su carcajada, a sus miradas… Ahora todo me suena a mi hija, no tengo tiempo para ná, ni siquiera para el amor (risas)
TL: ¿La belleza da poder?
TM: Yo creo que no, pero la belleza es agradable y se llega un poquito antes (risas). Con la edad vemos una belleza que no es solo la física.
TL: ¿El dolor más intenso?
TM: El de la decepción, el de la traición de alguien a quien quieres y valoras. Es un dolor muy intenso.
TL: ¿Ser elegante es…?
TM: La elegancia física es algo que se tiene o no. Yo no la he tenido nunca. Cuando tenía dinerillo, me compraba un vestido ideal y parecía que era la que le llevaba las maletas a mi amiga que iba de mercadillo y parecía una condesa (risas). La elegancia es algo innato. Otra cosa es la elegancia en la forma de ser y esa va muy ligada a la educación, la empatía y al saber estar.
TL: ¿Qué te hace perder la templanza?
TM: La mala educación y, con la edad, lo llevo cada vez peor.
“Si las críticas son de verdad, duelen mucho”
TL: ¿Con quién compartirías la cena de tus sueños?
TM: Con el amor de mi vida, que estará por llegar (risas)
TL: ¿Esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
TM: Si las críticas son verdad, duelen mucho.
TL: Sé que han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
TM: (risas) Nooo, preguntas muy bien y yo te contesto a todo lo que quieras. Desde que cumplí los 50, respondo a todo sin filtro (risas). Prefiero pedir perdón que pedir permiso, así que todo ha estado bien. Seguiremos en la próxima.