La madre de Meghan Markle se prepara para ser abuela
Doria Ragland, la mamá de la duquesa de Sussex, sigue cursos prenatal en Los Ángeles y prepara su traslado a Londres.
Como era lógico, al cabo de los tres meses de la boda los rumores acerca del embarazo de Meghan Markle, flamante duquesa de Sussex, han comenzado a desfilar. Tras la rutilante ceremonia en la capilla San Jorge del castillo de Windsor, donde apareció radiante con su vestido de Givenchy, todos desean ya verla lucir vestidos premamá. Por supuesto no hay comunicado oficial, aunque puede que aparezca pronto (no es por meterle prisa a la pareja, pero por sus edades (37 años ella y 33 él), no deberían demorarse mucho en la formación de una familia).
Aunque algunas agencias ya daban por sentado que Doria Ragland, la madre de Meghan, se había trasladado a Londres para estar al lado de su hija, lo cierto es que aunque está previsto para fecha próxima, el traslado todavía no se ha producido. La madre de la duquesa continúa viviendo en su domicilio de Los Ángeles, aunque, ¡atención!, está recibiendo unas clases muy especiales, y es que está aprendiendo todo lo relativo al cuidado de los bebés, dato significativo y que podría ser el pretexto que justificara su presencia en palacio.
Nada mejor que una abuela “normal”, no la abuela “reina”, para ejercer la supervisión del cuidado de los bebés (esperan tener al menos dos), de los Sussex. Los cursos que sigue Ragland los realiza en la Cradle Company de Pasadena y comprenden primeros auxilios acerca del cuidado del bebé, en especial cuando es el primero de la familia, y la solución de todos aquellos pequeños incidentes que no requieran asistencia médica.
Para no levantar las sospechas de los medios, que al parecer ya habían detectado la presencia de Doria en los cursos, dos de sus profesores, Brandi y Hannah, se desplazan hasta su domicilio para unas clases particulares de una hora y media, según fuentes del entorno, porque Meghan ha solicitado que su madre esté perfectamente preparada para cuando llegue el momento. Por todo esto, damos por seguro que el papel de la abuela materna como nurse está más que asegurado y, además, justificado como gasto de palacio.
Como valor añadido señalemos que Doria está especializada en yoga prenatal, ha estudiado todo lo referente a la lactancia, cuidados básicos del bebé y primeros auxilios, técnicas y tácticas para propiciar el sueño, así como todo lo referente para facilitar a la nueva mamá todos los secretos y trucos para atender al bebé que vendrá.
Meghan y Doria siempre han estado muy unidas y en estos momentos a la duquesa le resultaría muy complicado afrontar sola la nueva situación, así que su traslado a palacio parece, si no inminente, sí próximo. Aunque a Doria le gusta disponer de su propia libertad y prefiere seguir con su ritmo de vida, también quiere estar con su hija y su nieto por llegar. Así que se siente feliz de saber que pronto echará una mano para cuando llegue el nuevo príncipe o princesa, aunque por el momento ni los vestidos de Meghan marcan una nueva silueta ni aparecen síndromes de viaje en casa de Doria.
Los Sussex aceptan todos los rumores surgidos por la curiosidad, inquietud y ganas que tienen sus fans de ver cómo avanza el feliz y admirado matrimonio que ha devuelto a la corte británica un halo de modernidad. La boda de Guillermo y Catalina fue un momento feliz, aunque tal vez ella mantuvo y prolongó una línea estética más acorde a los postulados de palacio. Su guardarropa, aunque es actual, bebe en diseños básicos, mientras que el de Meghan Markle, sin apartarse del protocolo, está imponiendo unas normas más acordes al momento.
Los duques de Sussex son conscientes del interés que despiertan en el pueblo, y que cada gesto, cada vestido e incluso cada cambio de programa serán analizados en función del futuro estado de la mamá. Pero por el momento nada va a alterar su agenda, que incluye los Juegos Invictus en Australia, motivo que les impedirá asistir a la boda de la prima de Enrique, Eugenia de York, que se casará con Jack Brooksbank el 12 de octubre en la Capilla San Jorge del castillo de Windsor, el mismo escenario que les unió a ellos.