Paula Ortiz: «Siempre he buceado en palabras. Ahora lo hago en imágenes»
“Al otro lado del río y entre los árboles” es la primera película que Paula Ortiz rueda en inglés, después de triunfar con “De tu ventana a la mía” y “La novia”. Es una adaptación de la última novela de Ernest Hemigway, lo que supuso un gran reto para ella porque “es muy contrario a mi propia sensibilidad”. Rodada en blanco y negro, en plena pandemia y en una Venecia silenciosa, evocadora, vacía y solitaria. La directora española tiene pendiente de estreno “Teresa” y está inmersa en el rodaje de “Hildegart”.
The Luxonomist: ¿Qué hace una filóloga en el mundo del cine?
Paula Ortiz: Buscar historias. Y precisamente porque siempre he buceado en palabras. Ahora el reto está en bucear en imágenes que te adentren en los universos más sensoriales, evocadores, intensos y emocionantes posibles.
TL: ¿Qué has descubierto en la dirección que no hay en otras actividades de la vida?
PO: Puff… la dirección es una aventura que te tira contra las cuerdas, te empuja a mantener equilibrios propios y colectivos, a intentar llegar más lejos, a examinar tus errores (como en la vida) pero en un tiempo de vorágine. Y también a aprender a guardar las fuerzas, porque las películas son travesías muy largas… Y mucho más, la dirección me ha regalado de las lecciones y experiencias humanas más significativas que quizá en otros trabajos que he tenido no podía descubrir.
“Dirigir es una aventura que te tira contra las cuerdas”
TL: Directora, guionista y productora… ¿te has propuesto demostrar que la que mucho abarca, aprieta y hace?
PO: Jajaja… No. Escribir, dirigir y producir son tareas muy diferentes, en fases diferentes. Y depende del proyecto puedes realizar una, dos o las tres. Es algo que depende más de la coyuntura y de las condiciones del proyecto que de una cuestión de abarcar y apretar.
TL: ¿Qué hay de la Paula Ortiz de “De tu ventana a la mía” en la actual?
PO: Creo que en cierto nivel queda poco. En la primera película fui muy ingenua en muchas cuestiones por inexperiencia. No conocía las dimensiones ni la exigencia ni la profundidad exigida, ni muchas herramientas. Creo que ahora he aprendido algunas más aunque, creativamente, creo que queda mucho de esa mirada que intenta contemplar algo minuciosamente y la necesidad de aprender a llegar más lejos.
TL: Ruedas “Al otro lado del río y entre los árboles” en tiempos de pandemia, en una Venecia solitaria. Un paraíso y el mejor plató natural soñado para ti sola…
PO: En realidad fue muy duro pero realmente extraordinario estar solos en Venecia, con absolutamente todo cerrado, menos supermercados y farmacias, rodando en las calles, volviendo a casa de madrugada escuchando solamente nuestros propios pasos en la noche y el agua de los canales.
“En la primera película fui muy ingenua»
TL: ¿Adaptar un guión de Ernest Hemingway acrecienta el reto?
PO: El reto era enorme, otro idioma, otra cultura… y un autor que me invocaba fuertemente porque es, en formas, muy contrario a mi propia sensibilidad. Alguien que es mi envés siempre es un reto. Alguien tan significativo como cronista de una época arrasada, el campo donde se erigió la cultura del siglo XX de la que somos hijos e hijas… la lucha de ideas, el campo de guerra, los países y los ánimos arrasados, la masculinidad extrema… Todo era un reto en él.
TL: ¿El resultado final ha superado tus expectativas?
PO: Esto es difícil de valorar. Por otro lado, este era un proyecto anglosajón, un encargo donde había más voces que debíamos acordar el resultado final… Creo, aun así, que la fuerza del Hemingway otoñal en una Venecia arrasada y silenciosa tiene algo único…
TL: ¿El cine y la vida hay que cocinarlos a fuego lento?
PO: Depende de los momentos. Hay veces que la velocidad de reacción es esencial, pero en general todo necesita tiempo, perspectiva y reflexión.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
PO: Siempre.
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
PO: A muchísimos. Los baños en el río de niña, la primera vez que fue a París a ver a mi madre, los paseos durante la época de estudios con la beca en NYC, el día que nació mi hijo…
TL: ¿Tu mayor conquista?
PO: Seguir atenta a lo que ocurre.
“Adaptar al cine un guion de Hemingway ha sido un reto”
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
PO: Un día amaneciendo con muchísimo frío.
TL: Si fueras un producto, ¿cuál sería tu slogan?
PO: El día que me pueda reducir a mí misma a un slogan, me bajo del mundo.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo dentro de veinte años?
PO: ¿Estás contenta?
TL: ¿Sin cuál de los cinco sentidos podrías vivir?
PO: Uyyy no lo sé… el gusto o el olfato quizás… pero quien me conoce sabe que imposible. No puedo prescindir de ninguno actualmente.
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
PO: Depende del día. Hoy cenaría con Nietzsche o con Simone Weill. O mejor aún, con los dos.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
PO: Shhh no se dice… Nunca. No porque no se vaya a cumplir, sino porque los deseos no se dicen… es ley celeste.
“El día que me reduzca a un slogan, me bajo del mundo”
TL: ¿De qué tipo de publicación serías portada?
PO: Ni idea…. jajajajajaj dentro de mucho tiempo de alguna que se titule «Clasicas de hoy y siempre» jajajajaja. Es broma. No lo sé.
TL: ¿Qué canción odias pero, sin embargo, te sabes de memoria?
PO: «La vaca lola».
TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
PO: Dejando salir toda la risa. La risa no se ahoga ni se malgasta es un tesoro preciadísimo.
TL: ¿Un día perfecto?
PO: Uno en el que poder dormir mucho y leer mucho.
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
PO: Fútbol.
«Los deseos no se dicen. Es ley celeste»
TL: ¿Una película en la que te quedarías a vivir?
PO: Muchas. Pero vivir, vivir… en El espejo, Call me by your name, Fig Fish, La historia interminable, In the mood for love…
TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
PO: Un trozo de raíl de una vía muerta.
TL: ¿Es pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder?
PO: “¿Nos vemos en la próxima?”