Emilio Rojo Bangueses es ingeniero de telecomunicaciones. Vivía en Madrid. Trabajaba en la Siemens, donde tenía un cargo importante y un buen sueldo. Su padre fue viticultor, de tantos que nunca salieron de pobres. Ya se ve que llevaba dentro la cultura del vino, aunque sostiene que en su época madrileña “ni siquiera bebía vino, yo era más de gintonic y de cerveza”. El detonante del cambio fue que su mujer, Julia, heredó dos pequeños viñedos en el concejo orensano de Arnoia. Y fue dicho y hecho: abandonó su trabajo para dedicarse a esas viñas. Como un fray Luis, huyó de la crispación de la capital en pos de la calma rural. Su primera cosecha fue la de 1987, pero sólo en 2000 su fama atravesó nuestras fronteras, de la mano de André Tamers, importador de vinos de calidad en EEUU. (Nota de cata de Ignacio Peyró y Jesús Rocamora).
Emilio Rojo 2011. DO Ribeiro. Orense (Galicia).
Bodega y personaje. Emilio Rojo tiene fama de personaje peculiar: su mostacho de granadero napoleónico ayuda a ello, como también la leyenda de que habla con sus cepas. Como sea, ha conseguido elaborar este magnífico Ribeiro con uvas autóctonas: uno de los mejores blancos de Galicia y de España. Que un blanco español sea un mito, y uno de los vinos más buscados dentro y fuera de España, es algo bastante inusual y sorprendente. Posee poco más de media ha. de viña, y no quiere más. Sus viñedos son privilegiados. Son los únicos de la zona orientados al Este, lo que provoca una maduración más lenta. Su elaboración es artesanal: él hace y controla todo. A veces bromea y deja caer que su ilusión es elaborar sólo una botella al año y subastarla. Capaz es de hacerlo. Una muestra de su buen hacer: sus rendimientos oscilan entre 3 y 4.000 Kg/ha, cuando el Consejo Regulador de la D.O. Ribeiro autoriza hasta 13.000. El inquieto Emilio está elaborando nuevos vinos: un “Baixo Terra”, criado en una mina de antracita, en Ponferrada; también ha sumergido varias botellas en el Aquarium Finisterre. Un detalle anecdótico: uno de los vinos que aparecen en la película “Vicky Cristina Barcelona”, de Woody Allen, es nuestro Emilio Rojo de hoy. La Bodega, claro, no tiene página web.
Precata.
Cata. En febrero de 2015.
Plantearse el maridaje de este vino únicamente con mariscos y pescados sería una injusticia. Vale la pena ponerlo a prueba con otros alimentos más grasos y potentes, porque este vino pide guerra: empanadas, arroces, fideuás, jamón, pato, picantón con setas, quesos manchegos semicurados…
PVP. 35,50 en Cuenllas, en mayo de 2014.
Calificación. 9,1/10. Emilio Rojo 2011 obtuvo 92 puntos Parker y 91 puntos Peñín.
NB. Hágase con todo el 2012 que pueda. Emilio Rojo decidió retrasar la salida de esa añada al mercado, guardando el vino un año más en depósito, con sus lías y frecuentes removidos con una vara de castaño. Está de lujo, de lo mejor que ha hecho el viticultor. Detalle asombroso para una empresa tan pequeña. Para descubrirse.
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