Para los foodies más caníbales

Estamos a las puertas del verano, en una primavera calurosa que nos hace pensar en las vacaciones y en querer disfrutar del tiempo libre. Ya queda poco y comenzamos a pensar en la operación bikini, en sentirnos bien, en las dietas détox y en el temor a probarnos los bañadores de esta temporada. Pero entre dietas a base de aburridos batidos y comida rica y sana, me quedo con la segunda opción. Hace tiempo hablamos de la filosofía Raw Food, en la que las materias primas se sirven crudas o ligeramente procesadas, y hoy quiero compartir mi último descubrimiento: Cannibal.

En lo que antaño fuera el Café Oliver, hoy se alza Cannibal, el restaurante perfecto para los foodies más carnívoros. La fachada exterior aún conserva la carpintería azul del café fundado por Adolfo Marsillach en los años 60, pero su interior nos traslada a un elegante Nueva York. Sorprende la luminosidad de la planta superior, debida a los grandes ventanales y a la multitud de espejos que adornan las paredes. Y la planta inferior simula un club clandestino en el que podremos degustar cócteles y combinados elaborados con las mejores bebidas premium. Para llegar al club hay que atravesar el aseo, acogedor, discreto, bien decorado, aunque poco luminoso (si quieres pintarte los labios o retocarte, igual necesitas utilizar la linterna del móvil).

Cannibal tiene un hermano en Galicia -para ser exactos en A Coruña- que abrió sus puertas en julio de 2014. Y siguiendo su misma filosofía, hace apenas un año, los dos socios fundadores decidieron lanzarse a la conquista de los exigentes foodies madrileños abriendo su segundo restaurante raw food en la calle Almirante nº12, en pleno Barrio de Justicia.

La carta para ambos restaurantes es similar, siendo los protagonistas los platos crudos o poco procesados como son los tartares, carpaccios, ceviches o tiraditos. Pero su oferta gastronómica la completan diferentes platos elaborados también con materias primas de la más alta calidad, como son su ensalada de burrata, sus huevos de corral cocinados a baja temperatura acompañados de patatas y foie, o sus mariscos, pescados frescos y jugosas carnes gallegas.

A quien lo visite, recomiendo que no se pierda el carpaccio de pulpo a los dos olivos, el tartar de atún picante con wasabi y rocoto, el ceviche de vieira con aguacate y totopos y -para los más carnívoros- el lomo de buey saltado peruano (pura mantequilla). Si eres goloso, no te olvides de dejar espacio para el postre ya que su carta es deliciosa (el flan de mascarpone con dulce de leche me encantó).

Y, por supuesto, como buena enóloga, no puedo olvidarme de destacar la increíble carta de vinos del restaurante Cannibal. Más de 70 referencias de vinos blancos, rosados, tintos, espumosos y dulces. De las pocas cartas de Madrid en las que realmente te entran dudas al pedir por la gran variedad y buena selección de vinos. Muchas referencias de diversas denominaciones de origen a precios bastante razonables, entre los que destacar los blancos Capellanía o Pazo de Señorans Selección de Añada, y los tintos Allende o Pago de Santa Cruz. Una gozada para los amantes del vino.

Si eres disfrutón de los de verdad, al terminar de comer no dejes de visitar su club situado en la planta inferior y pasar un rato agradable tomando alguno de sus cócteles. La atmósfera es perfecta para cualquier ocasión, ya sea por trabajo, con los amigos o en plan romántico. Un 10 de sitio en el que puedes disfrutar comiendo, sabiendo que todo es sano y muy saludable.