El Trofeo de Piedra

Hola, si no tienes en mente un lugar al que dirigirte en las vacaciones que están por llegar, me voy a permitir el lujo de aconsejarte uno: la isla de Cunda, en Turquía, concretamente en el Mar Egeo. Yo, Rodolfo, estuve allí recientemente y tuve que incluirla en la lista de futuras localizaciones donde ubicar mi próxima construcción. Eso sí, me quedé en el Ortunc Club, donde me recibieron con los brazos abiertos (como no podía ser de otra forma).

Siempre es un placer admirar el Arco de Wellington en Londres, diseñado por el arquitecto Decimus Burton, hijo del arquitecto James Burton (la familia unida, permanece en el mismo gremio), donde asistí al Hyde Park Corner, por invitación exclusiva de David Beckham para probar su Haig Club y, estando allí, entre invitados tan ilustres e insignes, se me ocurrió que tenía que visitar urgentemente Kuwait para deleitarme otra vez en mi juego favorito: el de comparar edificios (o parte de ellos) con otros objetos, orgánicos o inorgánicos. Así que al día siguiente estaba rumbo al país, para ver lo que yo llamo el Trofeo de Piedra.

La primera vez que vi la torre pensé en un trofeo, uno de esos trofeos realizados en oro o plata, que se los dan a personas que han conseguido hacer algo extraordinario, o que han logrado destacar por encima de otras personas. No es nada malo destacar, os lo digo yo, que lo hago a menudo, entre otras cosas porque siempre hay quién me supera y logra que me motive lo suficiente para reinventarme. Pero dejemos la filosofía y vayamos a la acción: no me equivoqué con mi primera impresión. La Torre de Al Hamra es un verdadero trofeo para la ciudad de Kuwait y para sus creadores, los componentes de Skidmore, Owings and Merrill, o como yo los llamo SOM.

El edificio finalizó su construcción en el año 2011 y ocupa un área de 10.000 metros cuadrados, tiene 74 plantas de altura con una superficie construida de 195.000 metros cuadrados, alcanzando los 412 metros de altura, lo que le convierte en el rascacielos más alto de Kuwait, ahí es nada. Los proyectistas utilizaron los trajes tradicionales kuwaitíes y la lógica intención de disfrutar del mayor espectro posible, para, con esto y mucha imaginación, crear el curioso y efímero diseño del que hace gala. Según nos explican en SOM, la intención es maximizar las vistas del Golfo Pérsico, de ahí que las esquinas de la edificación sean curvas; también quisieron reducir al máximo el calor de la zona así que trataron de diferente forma la fachada Sur, realizada en piedra caliza, y con una figura asimétrica, como si le hubieran dado un gran corte de arriba abajo a la Torre.

El edificio está compuesto por un centro comercial de Lujo, donde marcas como Hugo Boss, Samsung, Carolina Herrera, Hermes París, Vera Wang, Behbehani Luxury y otras nos ofrecen su espacio; cuenta también con restaurantes variados y la mejor sala de cine del Golfo Pérsico, con los servicios más avanzados en este tipo de entretenimiento, aunque el uso principal es el de oficinas en 70 de las 74 plantas del complejo.

La Estructura: Al edificio se accede por un vestíbulo muy especial: uno de 20 metros de alto que recibe a los usuarios para dejarlos de piedra, como en su fachada sur. Pero esta es sólo una de sus características, otra es que para poder moldear la estructura utilizaron el hormigón armado en vez de la estructura metálica (más práctica en la realización de este tipo de torres). Esto, y la forma peculiar del edificio descompensaron la carga haciendo que ésta incidiera más en la zona sureste que en cualquier otra.

¿Cómo lo arreglaron? Pues con una enorme cimentación de 4.200 metros cuadrados de superficie y cuatro metros de alto (¡estuvieron bombeando hormigón durante cuatro meses!). Esta cimentación se sustenta en 289 pilotes (un pilote es un pilar que se introduce en la tierra hasta que toque firme o hasta que pueda aguantar por rozamiento los esfuerzos a los que está sometido) de entre 20 y 27 metros de largo.

La empresa Juma Marble Suppliers (JMS) fue la encargada de suministrar todas las piezas de piedra caliza del exterior y del interior de la edificación. Las del exterior en forma de plaquetas de 1,37 x 0,76 metros y un grosor de cuatro centímetros, sustentadas por un sistema de anclajes metálicos en la cara rectilínea de la fachada; en las alas de la edificación, cuyas superficies se curvan en dos direcciones y hacen imposible la utilización de plaquetas rectangulares, se empleó el sistema de la empresa Trecandis Innovation, que se basa en la colocar lajas de dos centímetros de piedra caliza en una malla de fibra de vidrio, consiguiendo de esta forma adaptarse perfectamente a cualquier forma curvilínea.

La piedra caliza actúa, en este caso, como un escudo contra las altas temperaturas, absorbe estas por el día impidiendo que afecten al interior y se desprenden de ellas por la noche, evitando el brusco cambio térmico. La piedra caliza es de origen sedimentario, es decir, que se ha producido como consecuencia de largos periodos de acumulación de minerales que han sido sometidos a la acción de los agentes atmosféricos. Es una piedra muy apropiada para exteriores porque es extremadamente resistente, aísla muy bien de la temperatura y sus precios son asequibles debido a que su extracción no es excesivamente costosa. La caliza tiene una densidad de entre 2.000 y 2.500 Kg/m3, lo cual no la hace excesivamente pesada en comparación con otras piedras utilizadas en recubrimientos exteriores.

Durante mi “periplo calizo”, me he tropezado con dos “bulos” que me han parecido curiosos y que quiero compartir. El primero es el de que se ha utilizado el sistema Trecandis para “aligerar” la fachada porque, supuestamente, los ingenieros estaban muy preocupados por el peso de la piedra, que pondría en peligro la estructura. Nada más lejos de la realidad, como he dicho anteriormente, el sistema ha sido utilizado por fines prácticos debido a la curvatura de ciertas zonas de la edificación. 

El segundo, más raro aún, compara la superficie de 258.000 metros cuadrados de piedra caliza de la fachada del edificio con la superficie de Central Park. Esto sí que es un “desatino”, en primer lugar porque la fachada cuenta con poco más de 50.000 metros cuadrados de superficie y en segundo lugar porque el Central Park abarca 341 hectáreas… ¡¡Tres millones de metros cuadrados!! De piedra me quedé al leer esto en varias publicaciones. Adiós.