En los próximos meses veremos cómo el primer edificio de viviendas del mundo completamente independiente de combustibles fósiles y tradicionales abrirá sus puertas a las familias que lo habitarán. La construcción la conforman nueve apartamentos: siete de tres habitaciones, uno de dos y otro de una habitación.
Pese a que no se han anunciado formalmente, ya se apilan centenares de solicitudes para vivir en uno de ellos. Y de hecho, una empresa de comunicación tendrá viviendo, en tres de esos hogares, a tres familias a las que elegirá en un casting con el propósito de documentar su experiencia durante un año.
El alquiler de una de estas viviendas estará en torno a los 2.500 CHF (unos 2.300 euros) y parte del mismo será bonificable atendiendo a un consumo justo y responsable de energía. El edificio está situado en Brütten, Winterthur. Una localidad perfecta para este tipo de proyecto no sólo por su situación privilegiada entre Zürich y Winterthur, sino porque al estar a 640m por encima del nivel del mar, también está por encima de la altura a la que se suele acumular la niebla.
El complejo de viviendas no tiene conexión a la red eléctrica, tampoco tiene una canalización para el gas natural. Es decir, no depende de ninguna fuente de energía tradicional. Tanto es así, que ni siquiera se podrá usar la madera como combustible. Todo se alimentará a través de la energía solar y el reto está en conseguir la necesaria para satisfacer las necesidades -cada vez mayores- que todos tenemos: móviles, tablets, relojes, reproductores de música…
Fachada y tejado están completamente cubiertos por paneles solares y, según las estimaciones, con tan sólo una hora de sol al día, habría energía para cubrir las necesidades del bloque entero. La gran protagonista aquí es la batería -el centro neurálgico de la casa-, que recogerá, almacenará y distribuirá la energía solar. Es una pieza situada en el subsuelo de la construcción que puede acumular hasta dos o tres días de energía. Construida a base de litio, hierro y fosfatos, se espera que dure unos 15 años con una eficiencia del 85% y una pérdida de energía de no más del 3%.
Tan ecológico es el complejo residencial que pone a disposición de los residentes dos medios de transporte: uno eléctrico que, por supuesto, obtendrá su carga de la energía generada por el edificio; y otro propulsado por biodiesel, porque como aquí no se desperdicia nada, los restos orgánicos de los inquilinos también se transformarán en energía.
El diseño interior está concebido para que sea lo más eficiente posible y requiera de una mínima intervención energética para hacerlo confortable. Si se prueba exitoso, este modelo sería el que deberían seguir todas las construcciones del futuro pues, no sólo reduce a cero la huella en el medio ambiente, sino también la dependencia de las eléctricas.
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