Massimo Dutti a un paso de la UNESCO

El Prix Versailles es un premio internacional de arquitectura de reciente cuño (sólo lleva tres ediciones), está promovido por la UNESCO y la Unión Internacional de Arquitectos y se subdivide en cuatro grandes categorías: Tiendas, centros comerciales, hoteles y restaurantes. A su vez, cada uno de ellos tiene dos menciones especiales, al interior y al exterior de la edificación, en la categoría de Tienda (o Shops & Stores) el ganador de este año fue un edificio conocido por los ávidos lectores de The Luxonomist: La boutique de Dior en Miami, y no creo que hayan errado, es un inmueble fantástico.

En total fueron 70 edificios los que optaron a los diferentes premios, 18 en la categoría de tiendas, 16 en la de centros comerciales, 18 para hoteles, y otros 18 para restaurantes, pero, aunque el hecho de estar en esa corta lista ya es un premio, alguien tenía que llevarse los galardones… ¡de eso se trata! En la categoría Special Prize Exterior la gran vencedora fue la tienda de Chanel en Ámsterdam, ganándoles el pulso a los comercios de Bentley en Dubái y a Massimo Dutti en México, además de a otros tres, con diseños nada adecuados (todo hay que decirlo).

Pero en este artículo no vamos a hablar del ganador, el edificio de Chanel, cuya fantástica fachada de ladrillos de cristal (hechos a mano) le ha servido para obtener la mención. En este artículo vamos a hablar de la espectacular construcción de Massimo Dutti, la filial de Inditex, marca España, diseñada por el estudio mexicano Sordo Madaleno Arquitectos para la ciudad de México y ubicada en la calle con la oferta de lujo más importante del país, la Avenida Masaryk.

La tienda fue inaugurada en abril de 2.016 y abarca más de 1.400 metros cuadrados de superficie divididos en tres plantas y cubierta transitable (el solar es de 415 metros cuadrados) donde muestra sus colecciones para mujer, hombre, niños y, por supuesto, su Personal Tailoring (donde podrás personalizar tus prendas). También se celebrarán en su interior los eventos culturales o de moda que la marca promocione.

Dicen los arquitectos que el edificio respeta su entorno mediante el diseño y la escala adecuada, no obstante, el barrio de Polanco es uno de los referentes comerciales de la ciudad, teniendo un gran prestigio entre sus habitantes y convirtiéndose en un sitio turístico de primera. Así, han imitado los niveles históricos de la zona y han recubierto al edificio con un entramado de rejillas tipo celosía de color oscuro que no dejan inerte al espectador.

Está claro que ha sido esta ingeniosa reinterpretación de las celosías mexicanas lo que les ha dado el privilegio de ser reconocidos internacionalmente, con la inclusión en la lista de los 70 edificios del concurso de Versailles. Y es que la elegancia que desprende el inmueble es innegable, además de la versatilidad, los paneles con celosías se fijan a un entramado metálico que se ancla a la fachada, dejando paso a la luz y permitiendo que estos paneles se transformen en ventanas, escaparates o partes fijas.

Una parte de la fachada la ocupa un enorme paño de cristal, sobre la puerta de acceso, enseñando parte de lo que la marca puede ofrecer. La celosía está fabricada a partir de fibra de vidrio, un material inorgánico compuesto de filamentos de vidrio aglomerados con resinas, los cuales, al enlazarse, generan una estructura de gran fortaleza, ayudando a materiales como el plástico o el hormigón a alcanzar cualidades de mayores prestaciones.

Este material es muy resistente a la erosión, tanto química como natural, en otras palabras, no se deteriora ni se pudre, tiene un escaso peso y un bajo mantenimiento (casi nulo podríamos decir), además, es un material muy versátil, adaptable a todo tipo de entramados y formas, todo esto la hacen ideal para la ejecución de fachadas como la que nos ocupa. Otras características nada desdeñables pasan por su inacción con la electricidad (no la conduce) y con el calor (no lo transmite), además de su bajo precio, la fibra de vidrio no es, para nada, un material caro.

Dentro, si eres capaz de no centrarte en las prendas de la marca, serás recibido por un vestíbulo a doble altura,  desde el que te recrearás en su sencilla decoración, sí, los diseñadores han optado por un estilo minimalista que recorre todo el edificio, con líneas sencillas y materiales claros, dejando que el producto sea el protagonista durante las distintas temporadas.

Esto se consigue empleando pavimento de mármol travertino (incluso en las escaleras), mobiliario sencillo en madera y acero, además de rediseñar las piezas originales de Massimo Dutti para esta tienda, como sus escaparates colgantes, sus mesas de exhibición o su área de pago. Sin duda, una de las genialidades fue minimizar, también, la escalera entre la primera y segunda planta, dotándola de peldaños anclados entre la barandilla de cristal y la pared opuesta.

Como no es la primera vez que leéis un artículo firmado por mí, no os extrañará que lo mejor lo reserve para el final, ni que sea, por supuesto, la terraza en la cubierta transitable. Nada como tomarse un café o una bebida mientras vislumbras el Skyline Mexicano, pisando un confortable entarimado y rodeado de vegetación. Sí, está claro que han pensado en “casi” todo para el disfrute del cliente. Tal vez no se hayan llevado la mención del Prix Versailles, pero qué más da, con que les guste a sus clientes… *Fotos realizadas por Jaime Navarro, cortesía de Sordo Madaleno Arquitectos.