La semana pasada fue noticia un nuevo caso de abuso sexual entre menores. Dos adolescentes de 15 y 17 años, respectivamente, presuntamente violaban a una niña de 12 años en un parque. Ocurrió en la zona de Puente de Vallecas y los hechos fueron abortados gracias a la intervención de un taxista que logró denunciarlo a la policía. Los menores habían quedado por las redes sociales, y no era la primera vez. El hecho de quedar a través de Internet con el objetivo de procurar relaciones sexuales, lamentablemente no es un caso aislado, sino que comienza a ser habitual entre niños y adolescentes.
Las Apps para ligar se han convertido desde hace varios años en un nuevo nicho de mercado al que los usuarios acceden para buscar compañeros sentimentales o sexuales. Ya sea para encuentros sexuales esporádicos o para relaciones más estables, el que busca sexo por Internet o vía App debería tener en cuenta sus particularidades.
Los padres, concretamente, debemos saber que los jóvenes también comienzan a iniciarse en su uso cada vez más pronto. Si ya utilizan fácilmente Instagram, Facebook y otras aplicaciones de Social Media simplemente falseando la edad, igualmente pueden registrarse en las Apps de contactos ideadas para adultos. Sus motivos muchas veces serán el adquirir una práctica sexual que de otra manera sería difícil de conseguir.
En lo que a sexo se refiere, Internet constituye, con las imágenes, productos e información que suministra, uno de los mercados más lucrativos de la Red, con las conocidas repercusiones legales y morales. Al margen del material de contenido erótico o sexual y de carácter comercial al alcance de todos, se ha convertido en una fuente “formativa” y estimulante también para los jóvenes.
Los niños acceden a Internet, por un lado, para formarse en materia sexual a nivel teórico y visual, y por otro, para tratar de encontrar personas con las que practicarlo. Y ninguna de estas dos cosas está exenta de peligro. Respecto a la “formación”, se realiza fundamentalmente a base de vídeos porno y las consecuencias están claras: llevan al niño al aprendizaje de la actividad sexual como algo desvirtuado de la realidad y a una fórmula en la que, habitualmente, la mujer queda denigrada y supeditada al placer del hombre. De estos modelos de sexo agresivo no es difícil que aprendan que el sometimiento o incluso la violación grupal a la mujer es lo normal.
Si bien la red puede suministrar una nueva vía para conocer a gente, o reforzar vínculos ya existentes que terminen en romances convencionales, el hecho de emplearla con fines explícitamente dirigidos a la obtención de sexo, implica un peligro habitualmente subestimado para los usuarios, no digamos ya si son niños.
Los peligros asociados a dar el paso de quedar físicamente con un desconocido (o simplemente conocido por Internet) son varios: desde llevarse una desilusión por no casar la realidad con las expectativas, hasta verse en una situación de peligro que pueda amenazar de algún modo la integridad física de la persona, siendo esta amenaza especialmente acusada en niñas, primer foco de deseo de los depredadores sexuales o groomers.
Por otro lado, cuando una pareja se forma tras haberse conocido “online”, la relación adquiere las mismas características que cualquier otra relación establecida por los ámbitos tradicionales. Sin embargo, en estas relaciones así establecidas, especialmente en las iniciadas con un alto componente erótico, es frecuente que reine la intranquilidad. En este sentido, las turbulencias sentimentales serán especialmente delicadas para un adolescente, con tendencia a obsesionarse fácilmente y sin la madurez para cortar o aceptar una ruptura si esta se produce.
Los motivos que llevan a los niños a usar Internet para conocer gente o, en casos extremos, buscar sexo, pueden ser los mismos que rigen la socialización de carácter no sexual o romántico. En unos casos, habrá una falta de habilidades sociales subyacente y en otros, simplemente se utilizará la Red como complemento o recurso alternativo a utilizar con unos propósitos, en este caso sexuales.
Cuando se trata de niños con dificultades sociales en sus relaciones cara a cara, Internet otorga los beneficios de un anonimato por el que la persona puede actuar de un modo totalmente diferente al que actuaría en las relaciones normales. La mayoría de las veces se buscará el sexo como fin en sí mismo, más que como una forma de manifestación amorosa.
Para evitar contratiempos y posibles decepciones a nuestros hijos, los padres debemos mantener el ojo avizor por si pudieran tener cambios de humor súbitos que nos alertaran de que ha conocido a alguien. Mantener una comunicación abierta con ellos sobre temas, no solo sexuales, sino más “normales” acerca de sus relaciones y hábitos de conducta en la red, podría ahorrarnos sustos tanto a nosotros los padres, como a ellos mismos.
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