Gala MET: ¿El Carnaval de mayo?
Religión y moda: la temática de este año divide a las invitadas que optaron mayoritariamente por no entrar en polémicas.
Los promotores de la Gala MET sabían que la temática propuesta para el evento de este año podría generar más división que encuentro. Y así sucedió. Sea por lo que sea, mezclar moda y religión sigue siendo arriesgado y muchas invitadas se salieron por la tangente y optaron por vestir como les dio la gana, sin hacer referencia en su atuendo a la propuesta inicial con la que eran convocadas. Así, el negro y el blanco se convirtieron en los colores más socorridos para salir del embrollo. O diseños en definitiva que igual sirven para esta gala o cualquier otra fiesta.
Porque la gala de este año iba con trampa. Algunas lo intuyeron perfectamente (como Stella McCartney y sus amigas) e impusieron su propio estilo, la sobriedad o la elegancia, frente a diseños arriesgados o complementos de lo más variopinto. En la alfombra crema (no roja este año) pudimos ver tocados imposibles e incluso algún que otro ‘paso de Semana Santa’ a modo de peineta. Si alguien no lo remedia, la Gala MET va camino de convertirse en el Carnaval de mayo. Si es lo que buscan, lo están consiguiendo… igual con ello arreglan las cuentas del evento.
Adornarse en exceso nunca es bueno cuando se trata de moda. Los modelos imposibles que lucieron Rihanna y Sarah Jessica Parker por suerte no abundaron, en contra de lo que pueda pensarse. Aunque propuestas como las citadas dejaron casi en la pureza a alguien que históricamente ha entrado sin tapujos a mezclar religión con moda.
Sinceramente, Madonna anoche demostró una inteligencia propia de quien ha pasado por estos trances desde el siglo pasado, que ha recibido palos de todos los colores por mezclar temas imposibles. Recibió el guante lanzado por los organizadores de la gala con elegancia y dejó que Jean Paul Gaultier hiciera el resto. Igual por eso se convirtió en la reina de la fiesta.
Pero la temática también daba pie a propuestas como las mostradas por Scarlett Johansson y Selena Gomez. Vestidos sugerentes y vaporosos que pasaban de puntillas sobre el asunto en cuestión y que lo mismo servían para una fiesta que para una boda. Ni ellas ni sus estilistas entraron al trapo.
La cuestión a estas alturas es decidir quién asumió su papel de estrella sin caer en la tortura general que supone meter la pata en un evento donde hay casi tantas cámaras como invitados. Una candidata es la actriz Blake Lively. Dicen que ella misma asumió el tema como propio y como Juan Palomo combinó algo de Atelier Versace, Christian Louboutin y Lorraine Schwartz para subir las escaleras con elegancia y distinción… casi flotando.
Una sensación de ingravidez que al parecer experimentó George Clooney junto a su mujer durante toda la noche. Lo que no sabemos es el motivo religioso que inspiró a Amal Clooney para elegir un corsé estampado con pantalón azul satinado y sobre-falda con larga cola.
Los más sesudos andan aún buscando el nexo entre la temática de la gala y las tachuelas y plumas en dorado que lucía Irina Shayk. A la vista de la sonrisa que lucían ella y su pareja, el actor Bradley Cooper, se diría que iban por libre y que el tema de la noche les daba un poco igual.
En definitiva, como viene siendo habitual en la Gala MET, la propuesta de Anna Wintour (“religión y moda”) para la noche en la que se recaudan fondos para la sección de moda del Metropolitan Museum fue escuchada por todos los invitados. Pero la gran mayoría, como Uma Thurman, Alicia Vikander o Emma Stone decidieron que la noche era más bien la fiesta de la moda más importante que se celebra en Nueva York. Y daba igual el tema para reunirse. Algo muy sencillo y que quizá no debería olvidarse.