Los corgis de Isabel II superan el duelo por su muerte
Los dos perros que acompañaron a Isabel II durante los últimos años de su vida han recuperado la alegría tras el fallecimiento de su dueña.
Los corgis que acompañaban siempre a Isabel II parece que han superado la pérdida de su dueña. Así lo ha confirmado Sarah Ferguson en una entrevista radiofónica para la BBC, en la que fue preguntada por la salud de los dos canes que poseía la difunta reina.
Muick y Sandy, que así se llaman los dos perros, viven desde septiembre pasado en la Royal Lodge, la casa junto al Castillo de Windsor en la que Sarah Ferguson convive junto a su ex-marido, el príncipe Andrés.
Los perros que acompañaban a Isabel II están en casa del príncipe Andrés
Fue precisamente el hijo de la reina el que acogió a los perros desde el primer momento tras la muerte de Isabel II en Balmoral a los 96 años, tras algo más de siete décadas de reinado. Ferguson, que fue entrevistada sobre su última novela, A Most Intriguing Lady, reconoció verse sorprendida por lo educados que están ambos perros.
Sarah Ferguson asegura que los dos corgis «son geniales, están muy felices» e intuye que ambos ya no están deprimidos porque «sus colas se han levantado de nuevo, así que creo que han superado su dolor».
Un regalo personal para la reina
Los perros fueron un regalo personal para Isabel II de parte del príncipe Andrés y sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia. Un regalo que realizaron para levantar el ánimo de la reina tras el fallecimiento del Duque de Edimburgo.
La Duquesa de York se mostró sorprendida por lo buenos que son los perros en casa. Asegura sin rubor que cree que la propia reina se encargó de educarlos para comportarse con amabilidad y respeto en la casa. «Cuando rompes una pequeña galleta, como ella hacía con sus pequeñas manos, y se la ofreces a los perros, ellos la cogen con mucho cuidado. Son muy tiernos», asegura Ferguson.
Junto con los bolsos de Launer y las perlas, los corgis son uno de los símbolos que siempre identificarán con Isabel II. La reina sentía una especial devoción por esta particular raza de perros, de los cuales llegó a tener hasta 30 ejemplares en toda su vida.