Romina Belluscio: «Jose fue mi tabla de salvación durante mi enfermedad»
Estudió periodismo, pero el destino quiso que el objetivo de las preguntas fuera ella. Romina Belluscio dejó su Argentina natal a los 20 años y se instaló en Madrid porque la ciudad le conquistó desde el primer instante. En el momento de más intensidad mediática conoce al que hoy es su marido y decide dejarlo todo por su familia. En ella encontró el refugio cuando le diagnosticaron la enfermedad de Lyme y transitó un camino que ahora intenta olvidar.
The Luxonomist: ¿Cómo es la Romina a la que la gente no tiene acceso?
Romina Belluscio: Una persona sencilla, que disfruta del tiempo de calidad en familia y una granjera de alma.
TL: ¿La esposa y madre han jubilado a la comunicadora?
Romina Belluscio: Yo creo que no es una jubilación, sino una elección. Estar presente en la vida de mis hijos todo el tiempo que puedo, poder recogerlos cada día en el colegio y saber cómo fue su día, es un privilegio que no me salto.
TL: ¿La familia lo puede todo?
Romina Belluscio: La familia que se mantiene unida y que lucha día a día por cuidar ese amor, puede con los tiempos difíciles para fortalecerse.
“Añoro, por momentos, la magia de la tele”
TL: ¿Ha habido un momento en el que has querido dejarlo todo?
Romina Belluscio: He pasado por situaciones en la vida que me pusieron a prueba y tuve que respirar hondo para coger impulso. Creo que todos tenemos esos momentos, de los cuales aprendemos y evolucionamos.
TL: ¿Añoras la exposición mediática?
Romina Belluscio: Solo echo de menos, en algunos momentos, la magia de la tele.
TL: Cuando la salud te puso a prueba, ¿qué fue lo que te mantuvo fuerte y te sacó a flote?
Romina Belluscio: Cuando empezó mi enfermedad en su fase más grave, tenía a Romeo recién nacido. Saber que dependía tanto de mí me puso de pie aún en mis peores días. Tuve la empatía de Enzo, mi hijo mayor, que en esa etapa creció de golpe»; y la confianza de Jose, que fue durante todo el viaje la tabla que me mantenía con la cabeza fuera del agua. Mis padres se mudaron unos meses para ayudarnos, mi hermano siempre estuvo al otro lado del teléfono, mi amiga Aran siempre supo estar cerca… Estoy muy agradecida a ese pequeño círculo de confianza que no me falló nunca.
TL: ¿Cuál ha sido ese punto de inflexión que dio un vuelco a tu vida?
RB: El más desafiante, sin lugar a dudas el mayor, fue luchar con esta enfermedad día a día. Y el más gratificante y enriquecedor fue convertirme en madre.
“Mis hijos son mis mayores maestros”
TL: Imagina que tienes que interpretarte a ti misma. ¿Cómo te venderías?
RB: Me veo como una persona en constante crecimiento y aprendizaje. Soy curiosa y abarco todas las áreas que me motivan a evolucionar como persona. Mis hijos son mis mayores maestros y el espejo en el que miro todas las sombras que de otro modo no sería capaz de ver. Amo el arte, disfruto mucho pintando, aprendiendo nuevas técnicas, eso para mí es meditar y conectar con mis emociones en un espacio que es mi refugio. Actualmente estoy dedicada a la práctica y el aprendizaje de Ocean Art, que une mi pasión por el arte y la naturaleza. Disfrutamos en familia de un estilo de vida basado en la produccion de nuestros alimentos ecológicos, nuestro huerto y nuestro pequeño corral. Las gallinas, patos, minipig y nuestra cabrita estrella son los compañeros de juegos ideal para los niños y sus amigos.
TL: ¿Cuál es la mejor manera de dejar huella?
RB: Me gusta mucho la frase de la escritora Maya Angelou: “La gente olvida lo que dices, pero lo que NUNCA olvida es cómo la haces sentir”. Creo que la mejor huella que puedes dejar en las personas, es tu buena energía, tu tiempo y, cuando digo tiempo no me refiero a WhatsApp, me refiero a tiempo de calidad de mirarte a los ojos y compartir.
El que me conoce sabe que soy una pasota de los mensajes, me resultan invasivos muchas veces. Si quieres saber de mí, me llamas, igual que lo hago yo. No soy capaz de estar con el móvil mucho tiempo, necesito el cara a cara, y algo fundamental para mí en las relaciones es la empatía. Y como padres no podemos olvidar educar a nuestros hijos en la empatía. Ellos son el futuro y el mundo necesita mucho de todo esto. Buena energía, conectar y empatizar.
«Soy una persona curiosa y en constante crecimiento»
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
RB: La gente auténtica de verdad. A esas personas las cuido como tesoros.
TL: ¿Qué virtud, que no tienes, envidias en los demás?
RB: La paciencia. La trabajo, pero admito que me cuesta esperar.
TL: No te soportas cuando…
RB: Me exijo demasiado a mí misma. Creo que el autocuidado está siendo para mí un gran aprendizaje.
TL: ¿Cuál es ese calificativo que más te molesta escuchar?
RB: El tópico y típico “Mujer de… enamoradísima y encantada de que mi marido fuese un gran futbolista”. Antes de ser su mujer yo ya llevaba trabajando de modelo desde los 14 años en Argentina y a los 20 en Europa, así que tenía una vida y mucho esfuerzo hasta que nos encontramos y nos elegimos 15 años después.
«Lo mío con Madrid fue amor a primera vista»
TL: ¿La mayor enseñanza que te ha dejado la vida?
RB: Que la salud y la familia son la mayor riqueza que tenemos. Que hoy es el mejor día de nuestra vida y debemos siempre estar agradecidos.
TL: Vuelves la vista atrás por un instante. ¿Cuál es el primer recuerdo o imagen que te viene a la cabeza?
RB: Cuando llegué a Madrid con 20 años, fue amor a primera vista. Esta ciudad me pareció increíble desde el primer día.
TL: ¿La última vez que has llorado?
RB: Fue hace poco. Cuando enfermó mi abuela estando en Argentina. Es difícil tener a la familia tan lejos.
TL: ¿A quién invitarías a la cena de tus sueños?
RB: A mi amor.
TL: ¿Hay una palabra que utilizas sin parar?
RB: Amore.
TL: Dime un libro que te haya marcado y, tal vez, haya modificado tu vida.
RB: “La ley del espejo” de Yosinhori Noguchi. Lo leí en un vuelo. Habla del perdón y de liberarnos del rencor para evitar llevar esa carga en nuestra vida.
TL: Tres calificativos que definan y sinteticen a Jose, tu compañero de vida.
RB: Cariñoso, hogareño y sincero.