Berta Vázquez: «De niña me enamoré de Antonio Banderas. Estaba obsesionada con él»
Está cada vez más conectada con sus orígenes africanos y piensa en completar su trabajo como actriz con otras muchas facetas.
Tiene una belleza que te atrapa. Tras unos primeros momentos cautelosos y tímidos, Berta Vázquez baja la guardia y te lleva a una conversación distendida y agradable. Atrás queda el día que la conocí en la promoción de ‘Palmeras en la nieve‘. La actriz de hoy es una mujer más madura, segura en la distancia corta con la prensa y que sabe lidiar, siempre con una sonrisa, las preguntas que le resultan incómodas. Tiene en cartel ‘Las leyes de la termodinámica‘ y, en la pequeña pantalla, la nueva temporada de ‘Vis a Vis’.
The Luxonomist: ¿Segundas partes, en este caso terceras, son mejores?
Berta Vázquez: Yo creo que sí porque tenemos la capacidad de aprender de los errores. También es verdad que ‘Vis a vis’ es una serie que, ya de base, intentó enfrentarse a muchas cosas y romper algunos moldes. No se ha dormido en los laureles y eso me parece muy bonito.
TL: ¿Qué nos depara esta nueva entrega?
BV: Pues una situación en la que todos los personajes vuelven a empezar de cero y se incorporan nuevos perfiles. Visualmente también le han dado otra vuelta para seguir puliendo lo ya hecho. Es una tercera temporada que ha mejorado en todos los sentidos.
TL: Y Rizos, tu personaje, ¿ha crecido también?
BV: Ella ha crecido conmigo al mismo tiempo. Yo empecé en ‘Vis a vis’ con 22 años y ahora ya tengo 26. No es lo mismo interpretarla en una edad u otra. Yo lo he sentido distinto.
TL: ¿Qué queda de aquella Berta en la de hoy?
BV: Soy la misma, pero siento que he crecido porque me han pasado muchas cosas en estos cuatro años muy intensas, tanto en el plano personal como en el profesional. Noto un poso de madurez que no tenía antes.
TL: ¿Las vicisitudes personales se trasladan al personaje?
BV: Sí. De hecho, vivir y que te pasen cosas es lo que más enriquece a un actor.
TL: Así que intuyo que Rizos tiene mucha cosecha personal de Berta…
BV: Cuatro años con un personaje es mucho tiempo, cierto. Rizos me hizo verme mucho por dentro. Cuando empecé era muy joven y tiraba en exceso de mi personalidad, así que ella era muy parecida a mí en ese momento. Era alocada, con la cabeza en las nubes, muy vital. Ahora estoy mucho más templada.
TL: Eso es lo que se llama madurar.
BV: Es verdad. No he perdido esos rasgos que te comento, pero sí me he asentado más y se lo he pasado también al personaje. Es inevitable.
TL: ¿Has descubierto en ella rasgos que no imaginabas que tenías como persona?
BV: Por supuesto. Cuando abordas escenas, siempre sale tu ‘yo’ puesto en esas circunstancias. Y, en situaciones similares, han salido a flote muchos ‘yo’ que tenía muy muy dentro y que me han sorprendido. Al verme luego en la pantalla, me di cuenta de que me estaban ayudando a conocerme mejor.
TL: En el fondo, te han enriquecido…
BV: Muchísimo. Sí he notado que, en algunos momentos, me ha producido rechazo ver alguna escena, tal vez porque me reconocía demasiado y me daba miedo enfrentarme a ello. Con el tiempo me he dado cuenta de que era no querer ver lo que llevaba dentro, tal vez por dolor o pena.
TL: Me arriesgo a que si ahora ponen la televisión y sale una de esas escenas, me dejas sola…
BV: (risas) Bueno, soy educada. Haría algo de manera disimulada. A priori, ahora mismo me iría, pero si todo el mundo se quedara a verla, por respeto, no me levantaría. No me quedaría otra, pero no me gusta verme.
TL: ¿Por no ver los defectos, por pudor, por vergüenza…?
BV: Porque no quiero alimentar el ego, ni para bien ni para mal. Cuando un trabajo se emite, sí que lo veo porque me interesa pulir el trabajo final pero luego, ya no quiero verlo más. Me pasa como con las RRSS. Todo tipo de atención que vaya hacia ti mismo alimenta inseguridades y hace que te llegues a obsesionar.
TL: ¿Cómo gestionas tu timidez en una profesión tan expuesta como ésta?
BV: No soy tan tímida como pueda parecer, pero sí soy cautelosa y reservada en este ámbito de las entrevistas y los medios. Me encanta la gente y soy muy sociable, pero no me gustar contar mi vida ni explicar cómo soy. En este campo, me gusta hacer y hablar simplemente de mi trabajo.
TL: ¿Delimitas con facilidad y claridad la línea que separa a la persona y la actriz?
BV: Soy siempre la misma, eso lo tengo claro. No hay ni delgada, ni gruesa línea. Tal vez ahí esté la dificultad de los demás a invadir esa parte de mí que no quiero que conozcan. Al principio, tengo que reconocer que era más abierta, pero me he vuelto más hermética con los años en este sentido. He aprendido a protegerme.
TL: ¿Estás viviendo el momento más dulce de tu carrera?
BV: A veces lo pienso. No sé si es que he tenido mucha suerte últimamente o es que me ha llegado lo que estaba predestinado. Por supuesto que estoy viviendo un momento super dulce y creo, de verdad, que me lo he merecido porque he trabajado muy duro y sufro mucho con todo lo que me trae esta profesión. Y cada vez más. En ‘El accidente’ por ejemplo, lo pasé muy mal, fatal… aunque acaba compensando todo.
TL: ¿Eres de las que piensa que ‘las leyes de la termodinámica’, como cuenta tu última película, se pueden aplicar a las relaciones humanas?
BV: No lo creo. Lo que debatía mucho con el director de la película era sobre si existe o no el destino, si es uno el que lo dirige gestionando cada cosa que llega a su vida o si hay una fuerza mayor.
TL: ¿Tú crees en él?
BV: Creo que hay algo. Pienso que, a veces, hay cosas que uno tiene que vivir e incluso manejar un poco ese destino. Uno decide por dónde quiere ir. De repente, hay cosas que llegan a tu vida… Por ejemplo, lo de ser actriz es algo que ni me imaginaba. Seguí ese camino, esa llamada, y ahora mi vida es totalmente diferente a la de hace cuatro años. Yo no he buscado nunca ser actriz, nunca nunca ¡y estoy muy feliz!, pero no puedo evitar pensar que es el destino y que esto tenía que pasar.
TL: ¿Y ahora te imaginas haciendo otra cosa?
BV: Sí y ojalá pueda hacer más cosas. Quiero estudiar, hacer música, viajar, escribir y, si en un futuro tuviera las aptitudes necesarias, me encantaría dirigir.
TL: ¿Ser actriz es, entonces, un tránsito hacia otro destino?
BV: Me lo tomo como una faceta de mi vida, pero no quiero que sea todo mi mundo. No quiero ser solo actriz.
TL: Una cosa es serlo y otra sentirlo…
BV: Yo me siento más cosas. De ahí mi disconformidad.
TL: ¿En tus genes qué pesa más: El factor ucraniano de nacimiento o el factor Elche de tu crianza?
BV: Pesa todo eso sumado al factor África paterno, que cada día tiene más presencia en mi manera de ser. Me he ido dando cuenta con los años. Me arrepiento mucho de haber dicho, en un momento determinado, que de africana solo tenía la piel. ¡Tonterías que dice uno! Me siento muy española y siempre he estado rodeada de gente de aquí, pero hay muchas cosas que me marcan y no sé cómo explicarlas. Escucho música africana y siento que algo me pasa, no sé cómo decirte.
TL: ¿De niña la escuchabas?
BV: ¡Qué va! Me gustaba Camela (risas) pero, con los años y sin premeditarlo, me he ido acercando a esos orígenes, a esa parte africana de mi genética.
TL: ¿Y Camela te dejaba tiempo para ir al cine?
BV: (risas) Claro, iba muchísimo. Con 5 o 6 años veía películas de terror. Iba con un amigo mayor de mi bloque y luego dormía bien (risas). Vi ‘El silencio de los corderos’ de niña y luego me marcó mucho ‘La máscara de El Zorro’. Me enamoré de Antonio Banderas, estaba obsesionada con él.
TL: ¿Se lo has dicho alguna vez?
BV: No he tenido ocasión, no le conozco en persona. Se va a enterar por esta entrevista (risas). Casualidades o destinos de la vida, ahora estoy en su misma profesión y ¡quién sabe! si algún día llego a trabajar con él. Todo lo vivido me ha pasado en mi corta e intensa vida.
TL: En la que Bisila, tu personaje de ‘Palmeras en la nieve’, fue tu punto de inflexión…
BV: Bisila me puso en contacto con cosas de mi infancia con las que todavía no me había atrevido a enfrentarme. Con cosas que me sucedieron en la vida y que nunca había tenido la necesidad de sacar. Para interpretarla tuve que tirar de recuerdos familiares y ese fue mi punto de inflexión personal, porque ¡ahí se destapó una caja de Pandora que ni te imaginas!.
TL: Pues, al final, te resultaría depurativo ese ejercicio…
BV: Definitivamente lo fue. Como lo es, a veces, leer.
TL: Iba a preguntarte por libros precisamente.
BV: De niña era muy lectora. Ahora lo soy menos. Creo que debo empezar a leer más novela porque, al margen de los guiones, lo que leo ahora es mucho ensayo y libros de psicología. Empecé leyendo libros de autoayuda, de espiritualidad y, luego, llegó el ensayo. En mi mesilla tengo ‘Tus zonas erróneas’, libros de Alan Wash y otros de ese perfil profundo. Creo que ésta es mi vena africana.
TL: ¿Se reconocería esa niña lectora, enamorada de ‘El zorro’, en la Berta de hoy?
BV: Sigo siendo esa niña en realidad. Creo que nunca se habría imaginado la buena suerte que tengo ahora mismo en la vida en general. Suerte con las personas que me rodean, con el trabajo que tengo, con dónde vivo, de poder viajar… Nunca, nunca, se imaginaría esto. Se sorprendería mucho, pero también estaría orgullosa.
*Localización: Festival de cine de Málaga. *Próxima semana: Pol Monen.
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