Greg Lambercht, el inventor del Coravin, nos cuenta sus secretos
Greg Lambercht nos habla de su pasión por el vino y cómo surgió la idea de crear Coravin.
Hace un tiempo os hablamos de Coravin, un novedoso invento que nos permite servir vino sin necesidad de abrir la botella, para que este pueda mantener sus cualidades durante más tiempo y sin estropearse. La semana pasada, Greg Lambercht, su inventor, visitó España y tuvimos la oportunidad de entrevistarlo para los lectores y amantes del vino de The Luxonomist.
Un invento que revoluciona el mundo del vino
The Luxonomist: ¿Por qué creó Coravin? ¿Le gustaba el mundo del vino o alguien le habló de la necesidad de un sistema de conservación y servicio?
Greg Lambercht: El vino me apasiona y muchas veces había visto cómo mis vinos evolucionaban mal tras ser abiertos. Después de crear Coravin, compartí el invento con amigos y vi que muchos de ellos tenían el mismo problema. Supongo que somos muchos los que hemos visto con lástima cómo un vino se estropeaba después de abrirlo porque no nos lo habíamos acabado.
TL: ¿Cómo pasa un ingeniero mecánico de hacer implantes ortopédicos a revolucionar el mundo del vino?
GL: Tan simple como unir mi profesión y mi pasión. El embarazo de mi esposa me dejó sin nadie con quien compartir el vino, entonces empecé a pensar cómo podría solucionar este problema. Y tras muchos años de probar y hacer experimentos, nació Coravin.
Partidarios y detractores de Coravin
TL: ¿Tuvo ayuda por parte del mundo del vino o vieron Coravin como un sacrilegio?
GL: Hemos trabajado muy duro en Coravin para involucrar en este invento al mundo del vino a los productores y sumilleres, tanto en el desarrollo y en las pruebas de Coravin como de todos nuestros accesorios. Utilizamos nuestro producto con los productores de vino, por lo que era importante para Coravin asegurarse de que estos estuvieran cómodos con él antes de su lanzamiento. Por supuesto, Coravin supone un gran cambio, por lo que no todas las opiniones en la industria son positivas, pero la mayoría del mundo del vino ha sido muy acogedor.
TL: ¿El invento funcionó a la primera?
GL: El primer modelo de Coravin que salió al mercado se llamó Model 8. El número 8 indica que fue el octavo prototipo en el que trabajamos para que el dispositivo funcionara. Como todo invento, llegar hasta el Coravin definitivo fue un proceso largo y fruto de ensayos y prueba y error.
Restaurantes y bodegas se interesan por Coravin
TL: ¿Las ventas van más dirigidas a consumidores finales o a restaurantes?
GL: Tenemos tres tipos de público. Por un lado, los restaurantes y bares que gracias a Coravin pueden ofrecer a sus clientes vinos a copas en cualquier momento y sin desperdiciar el contenido restante de la botella. Por otro las bodegas, que pueden ofrecer a sus clientes la posibilidad de conocer cómo es el vino que quieren comprar. Y por último, el amante del vino al que le gusta probar una copa distinta cada día. Coravin hace posible crear una colección de vino para ir probando poco a poco sin miedo a desperdiciar su contenido. Nosotros vemos Coravin como un elemento más en la vida diaria de los amantes del vino, que van a poder disfrutar de una copa al acabar el día, y a cualquiera que no quiera terminarse la botella de una sentada.
TL: Hemos visto cómo el precio del Coravin ha ido bajando hasta el Model one. Sin embargo, y obviamente por su tecnología, el Eleven se dispara mucho. ¿Esto quiere decir que vamos a encontrarnos ante un producto que solo será para unos pocos o que los próximos modelos con mayor tecnología podrán ser más asequibles?
GL: Nuestra gama de productos tiene y tendrá diferentes modelos con diferentes precios para todos los bolsillos, siempre con la finalidad de permitir disfrutar del vino a copas.
TL: ¿Cuál ha sido el vino con el que más ha disfrutado de su invento?
GL: 1961 La Mission Haut Brion. Este vino fue espectacular, pero lo más importante fue la persona que me dio la botella para «coravinearla» y compartirla con él. Era el abuelo de mi esposa, un hombre al que respeto profundamente y a quien llegué a amar mucho. Siempre conecto el olor y el sabor de ese vino con este hombre y siempre lo haré.