Vino de talla -y de fama- mundial, con añadas históricas como la de 1945, y con un precio habitualmente disuasorio, el Mouton-Rothschild no es vino tan frecuente en la mesa como uno quisiera. Nosotros tan solo hemos probado un puñado de añadas -1981, 1988, 1989 y 2004- y todavía podemos sentirnos afortunados: debido a la burbuja de los precios en Burdeos, hacerse con grandes botellas bordelesas va a exigir grandes desembolsos en los próximos años. De momento, todavía puede conseguirse alguna botella sin entregar a cambio ‘una libra de nuestra carne’.
El Mouton, con producciones no menores -unas 20.000 cajas según la añada-, cuenta con un estilo característicamente opulento y vigoroso; una declinación distinta de la orilla izquierda bordelesa si lo comparamos, por ejemplo, con lo que esperamos de los vinos, más delicados, de Margaux. Su capacidad para envejecer es sobresaliente, si bien su carnosidad permite que nos aproximemos a él, por lo general, todavía en su juventud, cosa que no permiten algunos de sus pares.
Ciertamente, el Mouton se ha visto no poco enriquecido por la leyenda de la familia Rothschild -sus célebres propietarios-, por un etiquetado a cargo de reputados artistas o por sus luchas por figurar en la alta nobleza de las clasificaciones bordelesas. Al final, sin embargo, lo que cuenta es lo que hay dentro de la botella. Y si sus estándares de vinificación logran una constante regularidad en la calidad, en años como 1989 -justamente legendario-, el Mouton encarna todos los porqués que han hecho tan apreciado el viñedo de Pauillac. (Cata de I. Peyró y J. Rocamora).
1. Bodega. El Château Mouton-Rothschild no fue acogido en el círculo ilustre de los primeros crus bordeleses hasta la revisión de 1973, aunque por méritos propios debía haberla obtenido desde el principio (1855). Tiene 78 hectáreas de vid y produce tres vinos: Mouton Rothschild Premier Cru Classé, Le Petit Mouton –uno de los Burdeos más vendidos del mundo y habitualmente de poco interés- y el blanco Aile d’Argent. Debe su carácter a las magras capas de grava, de varios metros de profundidad, con gran contenido de hierro y silicatos. La proporción de Cabernet (Sauvignon y Franc) es del 90%, inusualmente alta. Desde 1945, diferentes artistas como Dalí, Picasso, Warhol, Miró y el acuarelista Carlos de Inglaterra, entre otros, han ilustrado las etiquetas de su primer vino. En su excelente web se explican con pormenor las condiciones de cada añada.
2. Precata. Añada 1989. La climatología fue excepcional. Una de las grandes cosechas del siglo XX en Burdeos: puro mito, y eso que 88 y 90 también gozan de justa fama. La primavera fue templada y húmeda. La brotación comenzó el 8 de abril (8 días antes de la media). La floración tuvo lugar de manera uniforme del 20 al 7 de junio (15 días antes de la media). Esta floración fue, en su tiempo, la más temprana en décadas. Junio resultó caliente y seco. Julio cálido y húmedo. Agosto fue caluroso, pero templado con algunos chaparrones que proveyeron agua suficiente a las cepas. Con tales condiciones, la cosecha en 1989 fue la más precoz del siglo.
3. Cata. En marzo de 2016.
4. Calificación. Aún ascendente, pero de diez.
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