Ensaladillas para llevar, el último éxito de Mercadona
Ensaladilla rusa, americana, de cangrejo o de patata; la cadena de supermercados apuesta por su versión más casera.
Hay platos «de siempre» que gustan a todo el mundo y triunfan en cualquier momento y ocasión. Es el caso de la ensaladilla, que es perfecta para un aperitivo, un primer plato veraniego, completar una cena de picoteo o cualquier salida al campo o excursión. Clásica o sofisticada, con un toque reconocible u original su receta admite tantas versiones como quiera el consumidor. Esto lo saben desde Mercadona, que cuentan con una variada oferta de Ensaladillas preparadas listas para tomar.
Tal y como explican desde la cadena de supermercados, «son platos ligeros ideales para esta época del año». Elaboradas con materias primas de alta calidad, sus sabores caseros las convierten en un must para disfrutar en casa, en la oficina o incluso en el gimnasio.
Las gran familia de Ensaladillas de Mercadona
Y como para gustos hay colores, las Ensaladillas de Mercadona están disponibles siguiendo cuatro recetas diferentes. Quizás la más popular sea la Ensaladilla Rusa, elaborada con verdura fresca y «un toque de acidez controlado» perfecta para tomar sola o como acompañamiento a cualquier otro plato.
En segundo lugar la firma propone la Ensaladilla Americana, un plato elaborado con col blanca, zanahoria rallada, cebolla y salsa de mostaza sin duda muy original. Los amantes de los sabores marinos seguro que se decantan por la Ensaladilla de Cangrejo, ideal para elaborar canapés, sandwiches o para tomar como plato en sí mismo. Es una preparación exótica pero ya clásica en la que predominan ingredientes como el surimi y la salsa rosa.
Las patatas alioli, un clásico de siempre
Por último, Mercadona incluye dentro de su familia de Ensaladillas la receta de Patatas con Alioli. Hablamos de una mezcla de patatas «de textura natural y cremosa» aliñadas con una salsa de mayonesa en la que el ajo es el protagonista. Un plato para disfrutar solo o en compañía a cualquier hora del día al que no le hace falta nada más que un buen pan para cerrar los ojos y disfrutar.