Mermeladas sibaritas con un punto gamberro

En Aragón, a un goloso se le llama laminero. Un morroputa es una suerte de gourmet o sibarita. Y un somarda es alguien que hace gala de un indefinible e irónico humor casi sin quererlo. Para comprender en toda su dimensión el gamberro universo de las originalísimas mermeladas artesanas Bubub no está de más familiarizarse con estos adjetivos.

Bubub se anuncia como una marca de confituras de autor, aunque sería mejor decir de cantautor, ya que detrás de ellas está Curro Fatás, del grupo aragonés Puturrú de Fuá, que cosechó sonados éxitos en la España de los ochenta. Y su toque surrealista se deja sentir en los productos: “Una vez abierto, devorar” es la instrucción que figura en los frascos, que son elaborados, según reza la etiqueta, “Con la radio puesta”.

Fatás decidió afincarse hace unos pocos años con su mujer Susana y con la hija de ésta, Arantxa, diseñadora gráfica, en la comarca del Moncayo, en la provincia de Zaragoza. Susana tenía experiencia como cocinera y empezó a hacer conservas con los productos de su huerto. Les hablaron de un obrador de fabricación de mermeladas que estaba disponible en el cercano pueblecito de Trasmoz, de 40 habitantes. Y en 2011 se pusieron manos a la obra.

“Queríamos hacer mermeladas que, además de para desayunar, pudieran servir para cocinar y acompañar platos salados”, explica. Desplegaron toda su inventiva en sorprendentes juegos de alquimia que mezclan la fruta con licores, especias y el punto justo de azúcar. Fresa a la pimienta verde; albaricoque a la menta fresca; kiwi y limón con tequila; mandarina y calabaza al Grand Manier con azafrán y curry… “Recordaba una salsa muy rica que hacía mi madre para los espaguetis y en la que añadía un toque de whisky”, cuenta Fatás. Y así nació la mermelada de tomate ligeramente picante al whisky, que es perfecta con queso curado o micuit de pato.

El agar-agar fue un descubrimiento para el desarrollo de gelées, que hoy son uno de sus productos más demandados, como el de gin-tonic, que aseguran va muy bien con pescado, ostras, caviar, sushi o chocolate negro. También el de cava y oro comestible, que describen como “una íntima venganza frente a la prima de riesgo”.

Su best-seller es la mermelada de Los Amantes, que rinde lujurioso homenaje a esa popular leyenda turolense: lleva  mora, manzana, agua de pétalo de rosas a la canela y cava. Pero su catálogo seduce con otras muchas mermeladas temáticas: la sanferminera del Encierro, con ciruela roja y pacharán, o la del Cofrade, con vino de garnacha y clavo, que dicen transporta directamente a la Semana Santa.

¿Dónde encontrar estas sugerentes propuestas? Pues en Bububshop (su tienda online), en algunas tiendas especializadas y en el Club del Gourmet de El Corte Inglés –el principal cliente de su producción, que ronda los 50.000 frascos anuales.

Ahora luchan “contra la burocracia” en la búsqueda de nuevas instalaciones en Trasmoz para poder mecanizar ciertos procesos y materializar sus sueños de emprender nuevas líneas de producto, como potitos ecológicos para bebés o mermeladas sin azúcar. Hasta el momento, todo el proceso es puramente manual: ellos se encargan de todo, desde la elaboración, utilizando los mejores ingredientes, hasta el etiquetado, lo que, lamenta Fatás, les resta capacidad de expansión.  Cuando hay picos de trabajo, cuentan con gente del pueblo que les echa una mano para que el dulce pájaro-pie Bubub, primo lejano de Ubú rey, pueda seguir levantando su laminero vuelo.