El artista europeo vivo más cotizado

Algunos lo denominan el Picasso de este siglo, una forma reduccionista aunque bienintencionada de resumir la figura fundamental de este pintor sin el cual sería difícil entender el arte de las últimas décadas. Gerhard Richter encumbra el espíritu del artista del siglo XXI pero, sobre todo, el del hombre actual que se ve obligado a navegar en un mar de cambios, versiones oscilantes de la verdad y que vive imbuido por una realidad donde han fracasado los grandes valores heredados de la modernidad. En este mar de aguas turbulentas y brillantes ha navegado la trayectoria de este fabuloso creador que ha pintado obras tan dispares como excepcionales.

Richter lo ha pintado todo. El artista germano ha explorado los límites de la pintura de extremo a extremo: de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Ha pintado cuadros tan realistas que parecen fotos, para después jugar a pintar cuadros que asemejan ser fotos borrosas y que confunden al seguir provocando que nos preguntemos si es posible que eso que tenemos enfrente sea una pintura. También ha visitado el planeta de lo abstracto con obras extraordinarias sobre lienzo, pero también sobre aluminio.

En 2011 se estrenó la película sobre su figura, Gerhard Richter Painting, en la que se habla de sus trabajos abstractos y de su forma de pintar. Richter desliza tablas sobre los lienzos extendiendo así la pintura por capas en un gesto que parece más mecánico que humano pero logrando, en todo caso, obras excepcionalmente sensibles. Sus fotos tocadas con pintura, también son uno de los sellos de identidad más relevantes de su producción.

En definitiva, Richter lo hace todo y todo lo hace bien. Eso es lo que opino yo y el mundo del arte me da la razón. El alemán, cauto y pasional a un tiempo, es el pintor europeo vivo más cotizado del momento. Tan solo el americano Jeff Koons ha logrado superar las gigantescas cifras logradas por la obras de Richter.

Su récord personal alcanza los 41 millones de euros pagados por una de sus obras abstractas, Abstraktes Bild, que fue vendida por Sotheby’s en 2015. Esta misma casa de subastas se frota ahora mismo las manos ante la puja inminente de este próximo marzo de una obra del pintor de 1981 y que se espera que alcance cifras astronómicas.

El propio Richter ha manifestado en más de una ocasión que le parece absurdo que se paguen esas cantidades de dinero por su trabajo. Lo denuncia en su página web en la que, en un acto sin precedentes y evidenciando de nuevo lo singular de su figura, el artista detalla la cantidad de veces que se ha vendido cada una de sus obras y sus precios en cada ocasión, pudiendo tomar así buena nota del crecimiento salvaje de la plusvalía entre una venta y la siguiente. Dice que incluso para alguien tan conocido como él es imposible controlar esta vorágine de precios que acaba enriqueciendo no tanto al creador como al inversor.

Los que lo conocen dicen del pintor que está en un estado de forma física e intelectual envidiables, pero lo cierto es que ya tiene 85 años. La sombra de la despedida planea sobre sus obras y éstas, muy pronto, valdrán cantidades incluso ahora mismo inimaginables. Hagan un bote con sus amigos y no lo duden, den el paso. Es el momento de comprar un Richter. *Próxima exposición: 7 de abril, Museo Folkwang de Berlín.