La ópera digital de Björk llega a Barcelona

Como venida de otro planeta, Björk siempre plantea en sus trabajos propuestas que saben a anticipo de aquello que estar por llegar. Sus obras exudan futuro y en esta exposición esto se pone en evidencia con más fuerza que nunca. Bajo el título de Björk Digital se exhibe en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y hasta el próximo 24 de septiembre una muestra que ya ha visitado ciudades como Los Ángeles, Tokio o Montreal.

La propia artista ha definido la exposición como una ópera tecnológica, como una experiencia multisensorial y a decir verdad no yerra en la síntesis. La propuesta, a la que le sobran originalidad y exquisitez, es un viaje sorprendente para los sentidos que va poco a poco fusionando al espectador con la realidad virtual de una manera tan natural que uno sale de la exposición convencido de que lo que acaba de experimentar es simplemente lógico.

Bailar con Björk a solas, que ella cante sólo para ti en mitad de una playa islandesa y algunas otras experiencias preciosas que evitaremos desvelar por no contribuir al spoiler de la muestra sirven de anticipo de lo que la vida está a punto de traernos. Llegar a casa después del trabajo, colocarnos las gafas de realidad virtual e irnos a Reikiavik con Björk será muy pronto una de las opciones habituales en nuestro día a día. Ella lo sabe y a través de este proyecto lo introduce con majestuosidad y respeto. En Björk Digital la islandesa consigue lo inconcebible: convertir la tecnología en un medio para lograr intimidad.

Aunque la mayor parte de la exposición gira en torno a su último trabajo, ‘Vulnicura’, fruto de la separación del que fuera su pareja sentimental durante trece años, Matthew Barney, la muestra también permite bucear en los entresijos de la app desarrollada por la artista en su penúltimo álbum, ‘Biophilia‘. La aplicación que permite recomponer las melodías del disco mediante una vinculación de sonido, cosmos y colores ha sido incorporada a los programas educativos de los cinco nórdicos: Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia. Este viene a ser el colofón de su bien sabido interés por contribuir a difundir nuevas formas de aprendizaje.

De su historia personal hereda reminiscencias de una educación musical y muy liberal que a ella la ha provisto de frutos importantísimos. Tras algunos coqueteos con el punk en 1993 sacó al mercado su primer trabajo en solitario, ‘Debut’, después del cual ya nada volvería a ser lo mismo. Tras el éxito de este estreno, hasta Madonna le pidió que le compusiera un tema. Posteriormente se han sucedido muchos otros éxitos en los que cada álbum ha sido concebido conceptualmente con una profundidad temática y estética tal que han logrado incluso llamar la atención del propio MoMA de Nueva York quien en 2015 le dedicó una retrospectiva.

En definitiva, todo lo que hace Björk lo hace bien, aunque hay que subrayar su inclinación por trabajar siempre con los mejores. Su incursión en el cine que le valió la Palma de Oro de Cannes a la mejor actriz en el año 2000 la hizo de la mano del prestigioso cineasta Lars Von Trier. Algunos de sus más emblemáticos trajes fueron diseñados por el célebre Alexander McQueen y cuando, viviendo en Andalucía, decidió grabar una canción con tintes flamencos, no eligió a otro más que a Raimundo Amador para que la acompañara a la guitarra. Ella siempre se rodea de lo mejor. Nosotros tenemos la opción de imitarla y hacer lo mismo rodeándonos de la propia Björk. En la exposición del CCCB esto es literalmente posible.