La selva en Times Square

Times Square es el epicentro del mundo occidental, el lugar que ningún turista debe perderse y en el que todos sentimos que estamos en Nueva York. Sin embargo, la paisajista Marielle Anzelone, lo quiere convertir por unos días en, literalmente, una selva.

Anzelone cree que Nueva York es mucho más que taxis amarillos, recuerdos de películas, luces de neón y artistas a cada paso. De ahí que anhele que los millones de visitantes que recibe la ciudad anualmente, no se pierdan los grandes rincones verdes que esconde la Gran Manzana. Y cuando Mahoma no va a la montaña… “PopUP Forest: Times Square” es un híbrido de intervención artística y paisajística en el centro neurálgico de la ciudad. Mezclar árboles y plantas con las miles de luces que emiten decenas de pantallas que luchan por captar la atención del público es, posiblemente, una lucha de titanes.

La alianza que gobierna la plaza de Times Square, la que autoriza los eventos que en ella ocurren, es desde hace unos años mucho más proclive a que la plaza trascienda su función comercial y sirva de emplazamiento para instalaciones únicas. De hecho, cada noche de septiembre del año pasado, el artista español Daniel Canogar puso a la gente a escalar los edificios que enmarcan en este icónico lugar tres minutos antes de cada medianoche. Meses antes estuvo grabando en la plaza las proyecciones que le sirvieron para conseguir el efecto.

La idea de que un bosque aparezca y desaparezca en Times Square es, cuando menos, muy seductora, porque parece, realmente, una cosa “de película”. Según su creadora, sería posible conseguirlo valiéndose de contenedores de barco que harían las veces de maceteros gigantes y de unos altavoces que reproducirían los sonidos naturales de una selva. “Al final de lo que se trata es de ayudar a la gente a descubrir que la naturaleza también está dentro de la ciudades”, dice Anzelone que con su instalación trata de poner el acento en las miles de hectáreas de espacios naturales que no están lo suficientemente cuidadas en la Gran Manzana.

El dinero que ha recaudado en la campaña se destinará al diseño de un prototipo que demuestre a los posibles filántropos e inversores que esta quimera es posible. Si todo va como ella espera, su jardín germinará en Junio de 2016 y estará en pie durante 3 semanas. Luego trasplantará cada árbol y planta que se haya utilizado a diversos espacios de la metrópoli, para que, realmente se fundan con ella.

Sin duda, de convertirse en realidad, será como despertar en una ciudad distinta en la que el sonido del claxon quedará difuminado por el ficticio cantar de los pájaros, el olor a comida por el del rocío del verano y la selva nunca habrá tenido tantos visitantes en un solo día.