Tom Cruise vuelve como samurái errante

Nunca he ocultado que soy una defensora practicante de Tom Cruise. Al margen de las veces que he podido entrevistarle, he tenido ocasión de colaborar en la organización de las premières de sus cinco últimas películas y no dejaré de elogiar su entrega, profesionalidad y educación en el trato. Mientras las distribuidoras “se ponen de los nervios” cada vez que anuncia visita a España por la meticulosidad de sus movimientos, yo no dejaré de querer participar en todo lo que haga porque, al margen de sus manías y supuestas imposiciones, solo le pido que cumpla con lo previsto. Y, en eso, es único al hacerlo con puntualidad y una sonrisa permanente.

Es un hombre que arriesga y, en las películas que conllevan acción y sobredosis de adrenalina, siempre da la talla, nunca defrauda. El “chico de Siracusa” regresa con uno de sus personajes fuertes. “Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás” es la nueva entrega de este ídolo de acción, basada en la decimoctava novela de Lee Child sobre este particular héroe justiciero, que ha conseguido vender más de 100 millones de libros en todo el mundo.

Sinopsis: Años después de abandonar el mando de una unidad de élite de la policía militar, el nómada desfacedor de entuertos Reacher se ve atraído de nuevo a la vida que había dejado detrás cuando su amiga y sucesora, la Comandante Susan Turner (Cobie Smulders), resulta falsamente acusada de espionaje. Reacher está dispuesto a todo para demostrar su inocencia y desenmascarar a los auténticos autores que están detrás de los asesinatos de sus antiguos soldados.

A Reacher le definen como “el samurái errante americano”. En 1997, los lectores anglosajones quedaron cautivados por las andanzas de ese personaje, que apareció por primera vez en las páginas de la obra de Lee Child “Zona peligrosa”, que se prolongó en una serie compuesta en la actualidad por veinte novelas.

El productor Don Granger hizo que Tom Cruise se fijase en la serie de éxito, lo que dio lugar a que el actor protagonizase y produjese en 2012 la película “Jack Reacher”, una adaptación de la novena novela de Reacher, “Un disparo”, que obtuvo unos ingresos en taquilla de más de 200 millones de dólares en todo el mundo.

Jack Reacher es implacable a la hora de hacer lo que debe hacer, y lo hace de una forma nada convencional. Lo que hace que este personaje sea tan especial es que es un lobo solitario, que se ve constantemente atrapado en situaciones en las que tiene que colaborar con otras personas y rescatarlas.

“Nunca vuelvas atrás es especial porque no es esencialmente una película de acción; es una película de personajes,” comenta Tom Cruise. “Aún así, Reacher, como personaje, tiene su propia crudeza personal e intransferible”.

Esta nueva entrega cuenta con el mismo coordinador de escenas de acción que la serie “Misión: Imposible”, pero los dos personajes son muy distintos. “Jack Reacher es mucho menos carismático y mucho más directo que Ethan Hunt, y las escenas de acción lo reflejan. La teatralidad es un rasgo inherente al género de espías que está ausente en esta película. Lo que interesa tiene más que ver con las historias negras basadas en los personajes de la década de los setenta, como Bullit y French Connection. Reacher hace algunas escenas muy complicadas. Salta de un coche a una azotea, trepa por una tubería de desagüe y conduce un coche que baja por unas escalinatas, pero todo se encuentra dentro de lo físicamente posible”.

Los compañeros de trabajo de Cruise aseguran que su actitud es contagiosa en lo que respecta a su ética de trabajo y la atención que presta a la película. Siempre se presenta cargado de energía y ánimo. Lo sabe todo de todos los departamentos. Enseña cómo funciona la cámara, cómo funcionan los ángulos y cómo conseguir que se rueden las escenas de acción, con la ubicación de la cámara, para que todo parezca real. Es minucioso, perfeccionista, y al parecer, todo un erudito en las artes escénicas.

Dicen, los que le conocen bien, que sabe tanto de hacer películas, que es literalmente una enciclopedia ambulante de cinematografía. Controla perfectamente qué espera el público y, tal vez, ahí radique su secreto para conquistar la taquilla.