Desde 2016 existe una terminal de lujo para animales en tránsito en el aeropuerto neoyorkino JFK llamada The Ark. Se trata de un espacio que proporciona todo tipo de servicios -tanto aéreos (a bordo), como terrestres- a animales grandes y pequeños tales como cuarentena, importación, exportación y transporte con independencia del tamaño (desde caballos a perros, gatos o pájaros).
Además cuenta con transporte en vehículos climatizados desde y hacia las aeronaves, terminales, instalaciones de carga y cualquier otra ubicación del aeropuerto. Por si fuera poco, ofrecen servicios de preparación, higiene, belleza y cuidado por parte de la clínica veterinaria con medicina general, urgencias, diagnóstico avanzado, cuidados críticos, cirugía y cuidados para el viaje. En The Ark los animales cuentan con 16.500 m2 en los que pueden descansar en suites y estancias de lujo, ver la televisión y recibir masajes por especialistas. Aquí no hay jaulas para perros ¡ni para gatos!
La oferta se completa con:
The Ark hace que sus invitados tengan un pre y post vuelo excelentes para que ellos también disfruten de la experiencia del viaje, proporcionándoles una estancia cómoda, segura y libre de estrés -con esto último muchos nos conformábamos para el día a día- pero también cuida al máximo hasta el último detalle de su salud. Por ello no puedo entender cómo a estas alturas todavía existen ‘cafres’ que transportan animales en mochilas y maletas, sin ninguna condición de salubridad y lo que es peor, de probabilidad de vida.
En The Ark, por más que algunos servicios sean de lujo, si los consideras detenidamente no son más que lo que debería haber en todos los aeropuertos, puertos marítimos y estaciones de grandes ciudades. Uno es responsable del bienestar de sus animales, hoy ya son parte de nuestra familia, y es un auténtico lujo, en el mejor de los sentidos, vivir con ellos. Por eso, mi primer artículo en The Luxonomist se llamaba así.
La terminal ha sido posible gracias al trabajo conjunto de arquitectos como Gensler y Lachlan Oldaker Equine Design, la constructora Holt Construction y diseñadores e ingenieros líderes en su especialidad. Todo ello supervisado por el Departamento de Agricultura de USA, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Cornell y los fondos de una empresa privada (Ark Development) -subsidiaria de Racebrook Capital-.
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