Hay que viajar, conocer lugares nuevos para cultivar la mente y el espíritu y mucho más si te dedicas como profesional al mundo del diseño. El lujo es mucho más que un producto o servicio con el precio triplicado. Un producto de lujo consta de una parte racional o tangible como la calidad y el precio, y una parte emocional, el prestigio de una marca, exclusividad y experiencia. El nuevo reto de las marcas de lujo es dotar a sus productos de magia para que sus clientes puedan experimentar experiencias únicas de compra.
En aquellos lugares en los que vives una experiencia se logra encontrar la fuente de inspiración para crear. A través de información, investigación, colores, formas, volúmenes, aromas o sabores, la inspiración está en cualquier lugar, sólo hay que detenerse y mirar.
Una visita a las majestuosas bodegas Ysios es perfecta para trabajar los cinco sentidos. La vista, observando el vino, su color y transparencia; el olfato, en esos aromas que lo caracterizan, frutos rojos y madera; el tacto, dibujando círculos con la copa para que se oxigene el vino y se intensifiquen los sabores; el oído, en el acto de levantar la copa para brindar; y el gusto, catando por fin el vino y sintiendo en el paladar tantos aromas.
En la zona más bella de La Rioja se levanta la arquitectura bodeguera de Ysios, obra del arquitecto Santiago Calatrava, quien diseñó a través de la sublimación de las líneas de una hilera de barricas, un edificio sorprendente a los pies de la Sierra de Cantabria, una tierra privilegiada y considerada como una de las mejores zonas del mundo para el cultivo de la vid.
Ysios pertenece al grupo Domecq, quien concibió este proyecto como una bodega de medianas dimensiones destinada a la elaboración de vinos de alta calidad, con una rigurosa selección de uva y avanzadas técnicas de vinificación.
La finca se encuentra próxima a Laguardia. El emplazamiento fue cuidadosamente elegido y la silueta ondulada del edificio, inspirada en las líneas curvas de una hilera de barricas, se integra bien en el paisaje a pesar de su originalidad. Rodeado de cinco hectáreas de viñedo propio, tiene paredes revestidas de madera de cedro y una cubierta forrada con láminas de aluminio natural que sobresale de la fachada. Bajo este saliente, dos estanques simétricos flaquean la entrada.
El recibidor, de paredes blancas perfectamente desnudas, linda al fondo con la nave de barricas, visible tras la cristalera. Una sala espectacular, amplia y diáfana, sin columnas ni puntos de apoyo, con un precioso techo de madera de abeto que permite apreciar mejor el diseño ondulado, está situada a nivel de suelo y recibe luz natural durante todo el día, por lo que la temperatura y la humedad están controladas de manera automática. Alberga unas 1.500 barricas de roble francés y americano que se renuevan cada tres años.
Ysios organiza visitas a sus bodegas donde un guía explica toda la historia y el proceso de elaboración del vino, recorriendo cada rincón de la bodega y, al finalizar la misma, los visitantes disfrutan de una cata de sus mejores vinos: el Ysios Reserva y el Ysios Edición Limitada, en un espacio situado sobre el recibidor que posee dos amplios ventanales con vistas a Laguardia, todo un lujo y una fuente de inspiración. *Fotografías: César Martínez
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