Se han hecho varios estudios sobre la composición de la microbiota intestinal, existiendo dos bases de datos que recogen los números sobre la misma tanto en Europa (MetaHit) como en Estados Unidos (Human Microbiomes Project). Esto facilita la comparación entre las poblaciones humanas, pero aun así no existe un consenso de normalidad.
En general, se acepta que la microbiota intestinal está compuesta sobre todo por bacterias, que pueden representar hasta el 90% de todos los microorganismos. El estudio Metahit dividió a las bacterias en distintos grupos (filos) y estos a su vez en familia, género y especie. De esta manera, en una microbiota intestinal humana podemos identificar dos filos mayoritarios: firmicutes (60%) y bacteroidetes (30%).
Para poder estudiar nuestra microbiota intestinal, basta con recoger una muestra de heces en la que se determinará ADN bacteriano (genes) y de esa manera sabremos el tipo de microorganismos que habitan nuestro intestino.
Los factores que afectan a la composición de la microbiota son muchos y muy diversos, siendo los principales la raza, el sexo, la edad y sobre todo la dieta, que es el principal factor modulador. La introducción de la dieta sólida en los niños provoca cambios en la composición de la microbiota intestinal que van a favorecer su madurez. En general, se considera que a partir de los 2-3 años la microbiota es ya similar a la de un adulto en cuanto a composición y a funcionalidad.
La disbiosis es el desequilibrio de la microbiota normal debido a cambios cuantitativos o cualitiativos de su composición, cambios en su funcionamiento o en su distribución. La disbiosis está relacionada comúnmente con el intestino, llamada disbiosis intestinal, aunque también se refiere a otras superficies expuestas a microorganismos como la piel u otras mucosas, como la vaginal.
Los desequilibrios de la microbiota intestinal se deben a varios factores: medio ambiente, carga genética, tipo de dieta, estrés, infecciones, ingesta de medicamentos como antibióticos o envejecimiento, entre otros. La disbiosis puede aparecer en cuestión de días, por ejemplo, tras la toma de un antibiótico. Pero también puede aparecer por factores que suponen una agresión a largo plazo. Actualmente se acepta que para alcanzar un estado de salud completo es necesario que la microbiota, principalmente la microbiota intestinal, esté sana.
Esta diarrea ocurre durante o tras el consumo de antibióticos, al perturbar el equilibrio de la microbiota intestinal. El espectro clínico es muy amplio comprendiendo desde formas leves a formas más graves. Normalmente, lo que es suele hacer es suspender el tratamiento antibiótico para que los síntomas disminuyan. Desde hace años es conocido el empleo de probióticos (microorganismos vivos que cuando son administrados en cantidades adecuadas ejercen un efecto beneficioso sobre la salud) para restaurar y volver a equilibrar la microbiota alterada por el consumo de antibióticos. Por ello, su asociación reduce el riesgo de diarrea asociada a los mismos.
Es un trastorno que produce dolor y alteración en el hábito intestinal (diarrea o estreñimiento) en el que se han detectado alteraciones en la microbiota intestinal, que junto con otros factores como el estrés producen los síntomas de esta enfermedad.
Incluye la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, que consisten en procesos inflamatorios del intestino, causando dolor, diarrea y sangrado por las heces. En este grupo de enfermedades se ha detectado una representación reducida de varias especies de bacterias.
Que se caracteriza por la disminución del número de deposiciones o de la consistencia de las heces. Varios estudios han demostrado el aumento de microbiota productora de metano, que genera un enlentecimiento del tránsito intestinal.
Conjunto de síntomas gastrointestinales que se producen tras la ingesta de lactosa, como hinchazón, gases, náuseas, diarrea.. La microbiota intestinal juega un papel importante en esta situación, ya que un grupo de bacterias como los lactobacilos, presentan una enzima, la lactasa, que se encarga de digerir la lactosa.
La microbiota podría estar implicada en el proceso de una enfermedad como el cáncer colorrectal a través de la producción de diversas sustancias por parte de diferentes bacterias.
Alteraciones en la microbiota se han descrito en diversas enfermedades hepáticas como la esteatohepatitis (acúmulo de grasa en el hígado con la consecuente inflamación del mismo).
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