PSICOLOGÍA

¿Quién dijo depresión postvacacional?

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El síndrome postvacacional es un cuadro adaptativo con sintomatología ansioso-depresiva (ni un trastorno, ni una enfermedad, ni una verdadera depresión) que ni es grave, ni debería prolongarse más allá de unas 3 semanas, pero cuyos síntomas se hacen notar de forma abrupta y nos resultan especialmente incómodos. Entre el 55% y el 60% de los trabajadores lo padece casi cada año, aunque habitualmente sólo durante los 2 ó 3 primeros días de su reincorporación a la rutina profesional.

Aparece un patrón de ideas catastrofistas que se proyectan sobre un futuro que se anticipa muy costoso de gestionar.

Los síntomas más habituales se relacionan con reacciones fisiológicas propias de la ansiedad como taquicardia, sudoración o sensación de nudo en el estómago, que a menudo vienen acompañadas de problemas de sueño y, en menor medida, incluso dolores de cabeza. Desde el punto de vista emocional, quien padece este síndrome es habitual que sienta desmotivación, apatía o desesperanza. Y, como no podía ser de otra manera, los pensamientos negativos se suman a este desagradable cóctel: estos desde el punto de vista cognitivo aparece un patrón de ideas catastrofistas que se proyectan sobre un futuro que se anticipa muy costoso de gestionar. ¿Te identificas en estos síntomas?

Sufren síndrome postvacacional quienes regresan a una rutina especialmente costosa, con un entorno laboral hostil o con actividades desagradables.

Es más probable que sufran síndrome postvacacional quienes regresan a una rutina especialmente costosa. Ya sea por enfrentarse a un entorno laboral hostil o por retomar actividades que le resultan especialmente desagradables. Sin embargo, nadie está exento de padecerlo. Mayores y pequeños lo sufrimos por igual. En el caso de los niños lo más frecuente es la aparición de una angustia desproporcionada asociada tanto a la vuelta a la rutina escolar como a la separación de los padres y/o abuelos y demás familiares después de un largo periodo de estrecha convivencia. En todos los casos, personalidades más ansiosas o más depresivas son mas vulnerables.

Google presume de tener los trabajadores más felices del mundo.

Pocas empresas priorizan el bienestar de sus trabajadores por encima de otros objetivos y se prestan, con sus hábitos de trabajo, a aminorar el impacto de la vuelta y a estimular la motivación por el trabajo de forma cotidiana. Google es el ejemplo que más rápidamente me viene a la mente: la empresa que puede presumir de tener los trabajadores más felices del mundo. Espacios de trabajo agradables y personalizables, espacios de ocio y descanso, lavanderías gratuitas, guarderías, beneficios sociales, seguros, estabilidad en el puesto de trabajo, flexibilidad para organizar horarios y tareas,  libertad creativa… ¿Crees que podrías desarrollar un síndrome postvacacional en tales circunstancias?

La vuelta al trabajo corresponde con la vuelta a una rutina rígida, estricta y exigente.

Lamentablemente, es más que probable que tu trabajo no te ofrezca nada o casi nada de todo ello. La vuelta al trabajo suele corresponderse con la vuelta a una rutina rígida, estricta y exigente en la que reina el estrés por los inalcanzables plazos establecidos y la ansiedad está a la orden del día. Todas esas variables no están en nuestra mano, no nos son en absoluto controlables. ¿Qué hacer, entonces, ante tal panorama?

La forma de organizar nuestro día a día puede ayudarnos a superar el síndrome postvacacional

No estamos vendidos ante la desesperanza y la desmotivación de la vuelta. Hay un sin fin de cosas que no nos es posible controlar pero, muchas otras sí están en nuestras manos. Desde la actitud con la que se afronta la vuelta al trabajo hasta la forma en la que organizamos nuestro día a día; todo ello sí depende de nosotros. Y aquí están, precisamente, las claves del éxito en esto de reincorporarnos sin dolor después de las vacaciones:

  • No vuelvas de golpe. Por lo general, los cambios abruptos generan más síntomas adaptativos que los cambio graduales.
  • Ponte al día. No pretendas volver y hacer como si el tiempo ni hubiera pasado. Haz una pequeña reunión informal en la que puedas enterarte de qué ha pasado en tu ausencia. Te dará una visión general de todo lo que tienes por delante. Y, en base a ello, no te exijas un nivel de rendimiento que solo puede ser alcanzado con tiempo de rodaje previo.
No pretendas volver y hacer como si el tiempo ni hubiera pasado.
  • Prioriza, no puedes solucionarlo todo a la vez.
  • Controla tus pensamientos negativos. Si te empeñas en ver la vuelta como una catástrofe, lo será. Vuelves al trabajo porque afortunadamente tienes un trabajo en el que pasas una parte de tu vida, no es tu vida entera.
  • Vuelve también a las rutinas gratificantes. Tu gimnasio, tu café con los compañeros, tu tertulia de los jueves, tu paseo dominical o tu aperitivo de los sábados. Cenas con amigos y actividades en familia. La vuelta también te permite recuperar los placeres cotidianos, esos que hacen que las semanas pasen,el tiempo se aligere y que todo tu esfuerzo valga la pena.

Lo peor que puede pasarte es que en casa os juntéis varios con los mismos síntomas pues vuestra percepción negativa de la realidad tenderá a alimentarse y generalizarse. No te dejes arrastrar.

Para los niños también es duro regresar de las vacaciones

Y, si tienes hijos, fíjate también en los más pequeños de la casa pues para ellos la vuelta no es tampoco sencilla en absoluto. Ayudarles a ellos te hará también cambiar el foco de atención y te ayudará a disipar tus propios síntomas. Ayudarles a ellos, además, es mucho más fácil, eficaz y rápido que con los adultos. Simplemente siendo más comprensivos y despertando en ellos una dosis extra de motivación habréis hecho gran parte del trabajo.

Si estimulas sus nuevos aprendizajes, el regreso al cole será más llevadero

Es decir, por un lado, no regañándoles por su ánimo más apático, su carácter más irritable o su intranquilidad a la hora de dormir o hacer tareas y, por otro lado, identificando con el niño  las ventajas de volver al colegio (retomar sus actividades de ocio y deportes, volver a ver a sus amigos…) y estimulando sus nuevos aprendizajes en el día a día. Tras el posible susto del primer día, la vuelta al cole de los más pequeños será mucho más amena que la tuya.

Ana Villarrubia

Psicóloga, terapeuta de pareja. Dirijo el centro sanitario ‘Aprende a Escucharte’ y colaboro en medios. Me interesan las personas: cómo actuamos y cómo nos relacionamos.

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