Llegados el 19 de marzo y el primer domingo de mayo, aterrizan en casa los dibujos infantiles. Vuelven los dibujos y con ellos los niños regalan a sus padres un pedacito de su alma: sus grafismos «hablan» y comunican emociones. Por ello suponen también una ocasión de oro para hacer una lectura rápida de la relación que mantienen con el mundo y con su propia familia.
Para los pequeños, la fiesta comienza mucho antes del día del padre o de la madre, y existe toda una ceremonia de preparación que precede al ‘Día D’, ese en el que entregarán el dibujo hecho expresamente para ellos, y en el que manifestarán una serie de mensajes susceptibles de interpretación. Reconozcamos que es ahí donde puede picarnos la curiosidad a los padres.
En psicología se trabajan con los llamados ‘tests proyectivos’ para llegar a conclusiones clínicas que nos expliquen por qué nuestro hijo se porta mal, por qué es introvertido o por qué le ha dado por pegar a su hermana. Esto son apenas unos ejemplos ficticios entre tantas preocupaciones típicas de padres, susceptibles de una visita al psicólogo. Aunque también se usan, por ejemplo, para detectar un retraso mental o anomalías en el desarrollo. ¿El niño ha pintado los detalles de la cara?¿Tiene un tamaño superior a un tercio de la hoja, o inferior? Si trazamos una línea imaginaria que divide el folio en cuatro, ¿en qué cuadrante posiciona su dibujo? ¿Su casa tiene ventanas y chimenea? Todas estas cuestiones se miden y evalúan en los dibujos infantiles.
Su buena interpretación se basa en datos estadísticos de probabilidad y frecuencia de aparición de elementos típicos en las distintas edades, pero es como todo: hay que saberlo hacer. Lo importante es señalar que una cosa es la clínica, y otra el hogar: “Algunos psicólogos trabajamos con pruebas gráficas, pero para ello convertimos los dibujos en test gráficos estandarizados”, aclara Virginia Yera Bergua. Ella es psicóloga clínica especialista en psicodiagnóstico, además de docente de técnicas proyectivas en el Colegio Oficial de Psicólogos.
¿Por qué los niños regalan dibujos? “Porque es la forma que tienen de manifestar ocultamente lo que sienten por esa persona”, explica por su parte la grafoterapeuta Claudia Díaz Vittar. Les sale de forma natural porque forma parte de la actividad propia de su desarrollo evolutivo: “El dibujo permite que mejore su psicomotricidad a medida que va evolucionando su escritura y lectura, por lo que también va desarrollando la creatividad”, asegura . Asimismo, “en ellos pueden manifestar sus emociones y sentimientos a través de estos grafismos”.
Ya sin ánimo de intentar hacer un test Rorschach de andar por casa, ¿en qué nos debemos fijar para dar una lectura, siquiera por encima, a sus dibujos? Si nos decidimos a hacerlo, debería ser bajo estos supuestos:
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