#CloseTo Antonio Banderas: «Picasso nunca dejó de ser un crío consentido»
Se acaba de meter en la piel de Picasso para demostrarnos de nuevo que nada es imposible si hay pasión de por medio.
Nunca decepciona. Todas sus entrevistas y discursos son siempre sensatos, atinados, certeros, sin evitar nunca la autocrítica e, incluso, posicionándose en temas delicados. El ser tan auténtico y no conocer la vanidad, a pesar de que podía tener una diplomatura en ella por todos sus logros, es lo que le hace ser tan especial. Antonio Banderas es quien de verdad le allanó el camino de Hollywood a los que llegaron más tarde y, aunque no le han regateado premios a sus valores, igual se merece alguno más que se le resiste.
Hacía unos cuantos años que rondaba en su cabeza poder ‘meterse en la piel’ de Picasso. Durante mucho tiempo tuvo muy cerca cumplir ese sueño con una película que dirigiría Carlos Saura y que, tras varias vicisitudes y contratiempos, todavía está en ‘stand by’. Cuando parecía que todo estaba perdido llega National Geographic y le pone en bandeja protagonizarlo en la segunda entrega de ‘Genius’, que se estrenó el pasado día 26 de abril. A Antonio Banderas le movían varios motivos para poder reencarnarse en él…
The Luxonomist: Supongo que había muchas más cosas que ser ambos de Málaga…
Antonio Banderas: Ese sería un punto de coincidencia obvio e inevitable, pero había otras inquietudes emocionales. Picasso es considerado uno de los artistas más influyentes del siglo XX. La pintura y el dibujo fueron sus puntos fuertes desde muy temprana edad.
TL: Sin olvidar las mujeres, que se convirtieron en una constante vital…
AB: Sin duda alguna. Creo que su fama con ellas está muy a la par con una creatividad que alcanzó altas cotas en su etapa de vida en Francia. Su obra tuvo un impacto importante en el arte moderno y ha influenciado a varias generaciones de artistas. En el tema de las mujeres que me comentas, tuvo una larga lista de musas fascinantes y muchas de ellas también eran artistas importantes. Pero su gran amor por las mujeres no eclipsó su pasión artística.
TL: ¿Te ha sido difícil no hacer un juicio moral del personaje por su fama de mujeriego?
AB: Picasso fue un hombre infiel y le gustaba que las mujeres se pelearan por él. En la serie no estamos tratando de glorificarlo. El problema no es que quiera abusar de la mujer, yo creo incluso que no se le pueden atribuir abusos. Él lo quiere todo y no termina de matar al niño que lleva dentro. Eso con 12 años, tiene su gracia, pero cuando tienes 60, como que no.
TL: Dicen que a los genios hay que perdonarles todo…
AB: Picasso tenía sus sombras, eso no lo dudes. Era una especie de planeta con tremenda gravedad. Gran cantidad de satélites quedaron atrapados en su órbita. Era magnético, fue un astro, como un sol que brilló mucho, pero que también quemó, abrasó.
TL: Era un espíritu libre a todos los efectos…
AB: Vivió la vida con intensidad y pasión. Todo en él era así. Hasta los últimos años de su vida siguió creando sin parar. Falleció a los 91, dejando una enorme cantidad de obras innovadoras y recuerdos de ese espíritu libre. Aun hoy, su legado sigue teniendo repercusión e influenciando a artistas de todo el mundo. Picasso murió dos años antes que Franco, fuera de España, y me jode mucho que no pudiera volver a darse un paseo por La Malagueta y que la gente le hubiese aplaudido.
TL: Haces esta promoción a escasos días de haber terminado el rodaje en Budapest. No es lo habitual…
AB: La prueba más evidente es mi calva (risas). Nunca me había pasado porque, después de un rodaje, siempre pasa un tiempo, a veces demasiado, hasta la promoción. Esta vez no ha sido así y utilizando un término pictórico, todavía estoy muy pegado al cuadro para poder valorar con objetividad. Necesito distancia, dar unos pasos atrás para poder ver todo con precisión.
TL: ¿Cuál es tu retrato de Picasso?
AB: Cuando consiga esa distancia que necesito, es posible que pueda hacer una valoración con más exactitud. El genio que yo percibo ahora es un hombre curioso, que se negó a matar al niño que llevaba dentro. Para bien y para mal, nunca dejó de ser un crío. Era muy juguetón y necesitaba ser complacido. Fue un consentido.
TL: Y muy cruel también
AB: En efecto, pero también fue crítico. Y, en contraposición con eso, fue sumamente compasivo y generoso. En la serie no se ha glorificado al genio, pero hay que contarlo todo. Yo no juzgo moralmente a Picasso, sería un error hacerlo.
TL: ¿Qué fue lo más duro de esta aventura picassiana?
AB: (risas) Las cinco horas de maquillaje diario y rodar unas siete escenas cada día. Era consciente de que tenía en mis manos la recreación de un símbolo mundial. Creo que supimos hacernos con la verdadera historia de Picasso y la hemos dotado de drama, tensión, emoción e intriga. Teníamos claro que nuestra tarea era contar una buena historia y divertir.
TL: La pena es que no se haya rodado en español
AB: A mí me habría encantado y te voy a decir por qué. Tengo una anécdota en Los Angeles hace años. Yo estaba rodando ‘Los reyes del mambo» y no sabía nada de inglés. De hecho, me aprendí todos los diálogos fonéticamente. El director me dijo que le acompañara a una cena con Paloma Picasso y me encantó la idea, porque ella hablaba español y tendría con quien entenderme. Me sentaron a su lado y mientras yo le contaba cosas, veía que ella cerraba los ojos y bajaba un poco la cabeza. Pensé que la estaba aburriendo. Le pregunté si estaba cansada pero me dijo que los cerraba porque al escucharme, estaba oyendo a su padre. «Nunca perdió su acento malagueño», me dijo. Por eso me habría encantado haber hecho la serie en nuestro idioma, porque ese Picasso con acento malagueño iba a ser muy grande (risas).
TL: ¿Has tenido nervios, emoción o expectación los días previos al estreno?
AB: Hubo todo eso y, además, responsabilidad. Y también presión mezclada con admiración. Estoy muy feliz con esta experiencia pero, a partir del día del estreno, Picasso ya deja de pertenecerme para ser del público. La gente decía que era un genio, que todo fue fácil para él. La verdad es que la única manera de ser un verdadero artista es trabajar día y noche. Y eso es lo que hizo y en eso se convirtió.
Ya he perdido la cuenta de las veces que le he entrevistado. Es de los que siempre da más de lo que le pides y, cuando estás con él, te hace sentir el centro del mundo. Sigue conservando una de las miradas más hipnóticas de Hollywood. En la serena madurez que está viviendo, sigue aguantando el primer plano como si se hubiese quedado anclado en esos veintitantos, cuando deslumbró a todos desde la gran pantalla.
TL: En tus mejores sueños ¿imaginaste esto?
AB: Ni en el más generoso de ellos. La verdad es que nunca le he exigido demasiado a la vida, tal vez por eso, todo lo que me ha dado ha sido siempre como un regalo. Me siento un privilegiado, pero no sólo por el lugar que ocupo con mi trabajo, sino por todas las cosas personales que me hacen tan feliz.
TL: ¿Cómo es posible que el éxito no te inmute?
AB: Desde el primer día tuve claro que lograra lo que lograra en la vida, nada me iba a cambiar. Siempre he luchado para que nada transforme al Antonio de mi infancia. He intentado no dejar de ser aquel chico que salió de Málaga dispuesto a ser alguien, pero sin la certeza de conseguirlo.
TL: Y ahora que ya lo tienes claro…
AB: Pues tengo que reconocer que en más de un momento me gustaría desaparecer, mantener más ese misterio que hace atractivos a los actores. Sin embargo, ya es demasiado tarde, la gente sabe demasiado de mí.
TL: ¿Hay un secreto para no dejarse llevar por la vanidad?
AB: Yo me aferro a las enseñanzas de mi casa. Lo que me enseñaron desde pequeño es mi referencia constante. Ahora, mi concepto de casa no sólo se ciñe a mi familia, sino que se extiende a mi país, a mi gente. Me identifico mucho con esa palabra. EEUU fue mi casa eventual, pero la auténtica etapa de mi vida, la que quiero, la que siento de verdad, es la de mis raíces. De ese pasado, en el que crecí como persona, no me olvido de nada.
TL: ¿La clave está en ponerle pasión a todo?
AB: Puede ser, eso sí que no me falta. A todo le pongo pasión y amor, que es lo que me mueve a ser mejor. El amor a mi tierra, a mis raíces, a mi familia y también a mi trabajo. ¡Claro!
TL: ¿Has pensado alguna vez qué habría sido de ti de no haber cruzado el charco?
AB: No suelo entretenerme en “lo que pudo haber sido y no fue”. Si me lo tengo que plantear, seguramente, ahora no tendría la misma situación económica, ni el mismo prestigio profesional. Aun así, España sigue siendo mi referencia y mi punto débil. Soy español y me siento español hasta el punto más escondido de mi cuerpo. Echo en falta mi país y el tiempo que paso en él desde que vivo fuera, nunca es suficiente para mí. Durante mucho tiempo extrañé no poder tomar mis vinos tapeando, ver un partido de fútbol en una tasca o hablar con los vecinos de siempre. Y ya le he puesto remedio.
TL: A pesar de esas sombras, ¿te reconoces un hombre feliz?
AB: Por supuesto que lo soy. Hay ausencias que duelen, como la de mis padres, pero todavía tengo un hermano con el que me llevo de maravilla, una pareja y unos hijos que son mi presente y mi futuro. Disfruto de un reconocimiento profesional con el que nunca soñé. Aun así, siempre hay alguna carencia porque la felicidad completa no existe ni para los privilegiados.
TL: ¿Es bueno recordar?
AB: No hay que perder nunca la referencia de tus orígenes, tener siempre muy presente de dónde vienes. Yo ya he traspasado de largo la barrera de los 50, así que el tiempo ya me ha dado la perspectiva suficiente como para asimilar muchas cosas. No me siento mayor, pero ya no soy aquel joven que quería “comerse el mundo a bocados”. Ahora sopeso mucho más las cosas. La vida tiene diferentes etapas. Yo he llegado a la conclusión de que hay que saber vivirlas de acuerdo a la edad de cada momento.
TL: ¿No hay nada que contamine tu naturalidad?
AB: Dicen que siempre la he tenido y no sé si me ha abierto alguna que otra puerta. Procuro ser siempre espontáneo en cada circunstancia y actitud de mi vida, aunque no sé si lo logro. Los actores podemos caer en ese error porque estamos siempre interpretando papeles que nos son ajenos.
TL: ¿Falta un Oscar en el currículum de Banderas?
AB: Quien más y quien menos sueña, algún día, con subir a ese escenario para recoger ese premio. Yo, de momento, solamente he estado en la lista de los posibles candidatos por ‘Los reyes del mambo’. Me ha quedado la satisfacción de que los profesionales del medio me votaron, pero nunca albergué verdaderas esperanzas de lograrlo. Algo parecido me ocurrió con ‘Evita’, pero creo que mi gran momento aún está por llegar.
*Localización: Westin Palace Madrid. *Próxima semana: Miguel Ángel Muñoz.