Alberto Ammann: “No me avergüenza no saber, me sirve de motor para buscar”
A su llegada al aeropuerto de Newark en Nueva York, con sus visados de residencia aprobados, Diego y Elena son retenidos inesperadamente y sometidos a un interrogatorio por parte de agentes fronterizos, en un intento de descubrir si la pareja tiene algo que ocultar. Es la historia de UPON ENTRY, una de las películas sorpresa de este año. Alberto Ammann ganó el premio de la Mejor Interpretación en el pasado Festival de Málaga y está nominado a los Premios Feroz y Goya por su encarnación de Diego…
The Luxonomist: ¿Qué has encontrado en la interpretación que no te ha dado otra actividad de la vida?
Alberto Ammann: La posibilidad de seguir jugando como un niño, pero aplicando la experiencia de la vida; ya van 45 años. Y los conocimientos que he aprendido estudiando Interpretación. Acercarme a diferentes profesiones y enfrentarme a sus dificultades, en mucha menor medida que un profesional por supuesto, pero dándome una apreciación y conocimiento algo más profundo que cuando no me había acercado a ellas.
TL: ¿Nunca sentiste la tentación de ser periodista como tu padre?
Alberto Ammann: Mi padre trabajó como periodista, pero él fue principalmente un activista político; militante y miembro creador del Partido Humanista y candidato a presidente de Argentina en dos oportunidades. Tal vez por eso es que siempre me interesó el periodismo, pero aún más la política.
“Siempre me interesó el periodismo, pero aún más la política”
TL: ¿De niño ya eras el teatrero de la pandilla?
Alberto Ammann: Era muy juguetón, ocurrente y pícaro. En la escuela primaria mis asignaturas preferidas eran Teatro y Música
TL: ¿En algún momento te has arrepentido de elegir esta maravillosa y, al mismo tiempo, inestable profesión?
Alberto Ammann
TL: ¿Los premios y las nominaciones son la sensación del trabajo bien hecho o el peor crítico siempre está en casa?
Alberto Ammann: Los reconocimientos, tanto nominaciones como premios, en mi opinión, siempre son algo bueno según como lo gestione quien los recibe. Pueden ser buenos para atraer más trabajo, por ejemplo, pero creo que nunca deben ser algo que el artista deba perseguir como finalidad en su trabajo.
TL: UPON ENTRY es una de las grandes sorpresas de este año. ¿Alguna vez te has visto en la situación de Diego al entrar en Estados Unidos?
Alberto Ammann: No en los Estados Unidos, pero sí en Londres, aunque no con esa magnitud. Entrado con pasaporte argentino, se lo llevaron y me retuvieron 45 minutos. En cualquier caso, nunca he tenido una experiencia tan tremenda como nuestra pareja en Upon Entry. Una película que está basada en un compendio de experiencias reales de venezolanos en aeropuertos de EEUU.
“Los premios no deberían ser el fin de un artista”
TL: ¿Alguna vez has visto tu vida tan expuesta como la suya y la de su pareja, Elena?
AA: Jamás y, espero y deseo que nunca me ocurra.
TL: ¿Qué hay del Alberto de “Celda 211” en el actor consagrado de hoy?
AA: Hay un hombre más adulto, algo más profesional, menos exigente y más cariñoso consigo mismo.
TL: ¿Eres de cocinar la vida a fuego lento?
AA: Depende de los momentos vitales. Hay temporadas en las que estoy mucho más activo y otras en las que estoy más “a fuego lento”. Creo que depende de en qué cosas esté reflexionando y qué cosas del mundo esté dejando que me afecten más.
TL: ¿Lo mejor siempre está por llegar?
AA: No lo creo. Lo que está por llegar siempre es una incertidumbre, aunque uno pueda accionar y prever posibles escenarios y tratar de transformar la propia realidad. Así como nadie “se hace así mismo” (como algunos suelen decir), los acontecimientos nunca dependen sólo de uno. Prefiero disfrutar y valorar las relaciones, situaciones, acontecimientos que me hayan generado felicidad en el pasado y los que la generan ahora mismo.
“Mi mayor logro es rodearme de gente a la que quiero”
TL: ¿A qué momento de tu pasado regresarías?
AA: A ninguno. Estoy bien aquí, donde me toca. Deseando aprender más, siempre.
TL: ¿Tu mayor conquista?
AA: Ninguna conquista. En todo caso algunos logros. El principal, haberme rodeado de gente a la que quiero y que también me quieren con verdad y honestidad.
TL: ¿Recuerdas ese momento de absoluta felicidad?
AA: Afortunadamente hay varios y prefiero no elegir sólo uno. En todos ha estado involucrado el amor.
TL: ¿Qué no le perdonarías nunca a un amigo o a alguien que quieres?
AA: Tiempo atrás hubiera dicho que la traición, pero ya he perdonado algunas. Tal vez porque he reconocido, en algún momento de mi vida, algunas mías y también he querido perdonarme por ellas.
TL: ¿Qué le preguntarías a tu yo de dentro de veinte años?
AA: ¿Hiciste todo lo que pudiste? Seguramente la respuesta será: “No, pero lo hice lo mejor de lo que fui capaz”.
“En todos mis momentos de felicidad hay amor”
TL: ¿Un personaje histórico con el que te sentarías a cenar?
AA: Con Mozart.
TL: Diez segundos para un deseo. ¿Qué pides?
AA: Que las sociedades de todo el mundo ordenen a sus representantes políticos, que destruyan sus armas nucleares y declaren ilegal la guerra como manera de “resolver” conflictos en el mundo.
TL: ¿Cómo haces reír a alguien?
AA: Con humor negro y cierta picardía.
TL: Te da un ataque de risa en una situación inapropiada o en un lugar del que no puedes salir. ¿Cómo lo solucionas?
AA: Asumiendo que soy incapaz de solucionarlo y disculpándome por ello.
TL: ¿Un día perfecto?
AA: Un día con mi pareja y nuestros amigos en el mar o en contacto con la naturaleza, comidas, bebidas y música.
“La guerra debería ser ilegal”
TL: ¿Cuál es ese tema del que te avergüenza saber tan poco?
AA: No me avergüenzo de no saber. Para mí el no saber es un motor para buscar.
TL: ¿Tu mal chiste favorito?
AA: No tengo.
TL: ¿El lugar más loco en el que has terminado después de una noche de fiesta?
AA: No lo recuerdo, la verdad.
TL: ¿El objeto más extraño que conservas?
AA: No lo sé, ningún objeto de los que tengo me resulta extraño.
TL: Esa pregunta que no te he hecho que habría gustado responder…
AA: Ninguna. Te agradezco mucho todas las que me has hecho.