Es el momento de aprender a resolver el miedo

La crisis del coronavirus ha despertado en la población emociones tan básicas como el miedo. Enfréntate a tus temores y aprende a resolverlos.

The Luxonomist. 18/03/2020

En un momento de crisis tan especial como el que estamos viviendo hay muchísimas preguntas que nos asaltan y que quizás no vemos fácil resolver. Tal y como explican la psicoterapeuta María Ibáñez y el psicólogo clínico Jesús Jiménez, los consejos psicológicos que se están difundiendo en los medios son lógicos pero insuficientes para afrontar el miedo ante la crisis por el coronavirus.

Y es que según explican, éstos se basan principalmente en tratar de distraerse y calmarse, algo que será útil cuando se tenga algo de preocupación por los acontecimientos, pero que no servirán de nada si lo que se tiene es miedo. Con el fin de localizarlos y ver en qué fallan, los profesionales han elaborado esta sencilla guía.

  • «No hacer caso de rumores y noticias falsas, no sobreexponerse a la información, no hablar constantemente de ello, buscar pruebas de realidad y datos fiables de medios oficiales científicos veraces». Esto es útil cuando lo que asusta es falso, pero cuando lo que asusta es la información veraz, es inútil. Una persona que tiene miedo puede tratar de evitar el tema, pero lo que hará es pensar sobre ello.
  • «Hacer vida normal, no magnificar la situación o mantenerse distraído». Hacer vida normal y no magnificar la situación puede ayudar un poco a no empeorar las cosas, pero no resolverá el miedo. Mientras que las distracciones sólo aplazarán momentáneamente el problema.
La crisis que estamos viviendo con el coronavirus hace que sea muy normal que la población tenga miedo
  • «Abogar por la tranquilidad». Es algo obvio, pero no se puede lograr simplemente por querer estar tranquilo. Uno no elige voluntariamente tener miedo, luego no puede elegir no tenerlo.
  • «Identifique los pensamientos que puedan generarle malestar». Esto solo es útil si no se limita a luchar por evitar dichos pensamientos.
  • «Reconozca sus emociones y acéptelas». Reconocer las emociones, como en el caso anterior, es útil, pero aceptarlas no es la solución, en realidad no es posible. Tratar de aceptar una emoción es un proceso cognitivo que lo único que puede lograr, y no siempre, es reprimir esa emoción temporalmente
El miedo es una emoción a la que nos podemos enfrentar para tratar de frenarla y en los casos más efectivos eliminarla

Hay que aprender a resolver el miedo

Igual que cuando se aprende a conducir, aprender a resolver el miedo es un proceso. No se consigue con unos consejos bienintencionados. La situación actual provocada por la expansión del coronavirus ha despertado miedos habitualmente adormecidos que tienen la mayoría de las personas: miedo a enfermar y miedo a la muerte, propia o de un ser querido.

En esta situación de emergencia cada cual hace lo que puede para lidiar con estos miedos. Lo habitual es distraerse, quitarle importancia, alarmarse y pensar constantemente, obsesionarse con las medidas de precaución, saltárselas para demostrarse que no se tiene miedo… Sin embargo, por ser urgente, es una situación muy propicia para aprender a resolver los miedos, el miedo.

El miedo a caer enfermo, morirse o perder a algún familiar son muy habituales, más aún cuando vivimos una pandemia

En beneficio de todos

Es muy habitual que en situaciones de emergencia los seres humanos reaccionen solidariamente. En estos casos se recupera el sentimiento de comunidad y se reacciona con generosidad. Un ejemplo de ello es la respuesta masiva de donantes de sangre, lo que ha provocado que las autoridades sanitarias retiren el llamamiento inicial.

Dejarse llevar por el miedo, además de que te puede hacer sufrir, puede impedirte pensar en los demás o colaborar con los demás. En situaciones de emergencia la búsqueda del interés personal puede incluso perjudicar a otros. Imagínese que el personal sanitario se dejase llevar por su temor, que lo tienen, son seres humanos. Por eso, por uno mismo, y por los demás, lo mejor que se puede hacer es aprender a resolver el miedo.

Ahora tenemos una buena oportunidad para enfrentarnos a nuestros miedos y tratar de resolverlos

¿Cómo se hace?

Igual que no es suficiente una explicación para aprender a nadar, aprender estas indicaciones de memoria no será suficiente. Es necesario ponerlas en práctica.

  • Lo primero es ser consciente de que se tiene miedo, en el momento en que se está teniendo miedo. 
  • El siguiente paso es prestar atención al miedo en el cuerpo. El miedo, como cualquier otra emoción, se siente en el cuerpo. Hay que localizar en que partes del cuerpo se sienten las sensaciones de miedo y prestarlas atención.
  • Este prestar atención incluye no tratar de que se pase el miedo ni pretender hacer nada con él. Ni gestionarlo, ni aceptarlo, ni rechazarlo, ni desear que se vaya, es decir, no intervenir cognitivamente. Sólo prestar atención, sentir y perder el miedo a las sensaciones de miedo. Esto puede requerir un aprendizaje paulatino con varios ensayos y exploraciones.
Debes identificar tu miedo y, en vez de rehuirlo, enfrentarte a él, profundizar en las emociones que te produce y tratar de analizarlas
  • El hábito mental empuja a escapar del malestar, luego hay que prestar atención al pensamiento para evitar que intervenga en esta fase.
  • Una vez que ha perdido intensidad el miedo al miedo, se puede prestar atención a los pensamientos alarmistas intrusivos. Debes volver a prestar atención a las sensaciones que esos pensamientos provocan en el cuerpo. Cuando se hace de esta manera, esos pensamientos van perdiendo fuerza y van dejando de aparecer.
  • Después, hay que hacer una reflexión sobre las ideas y experiencias que se han tenido con la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. Pues de las ideas o conceptos erróneos que uno tiene, surgen los pensamientos automáticos y las emociones negativas es de dónde surge el sufrimiento.

Este es sólo un esquema breve de lo que hay que hacer para aprender a resolver el sufrimiento. Es un proceso de aprendizaje que requiere dedicarle un tiempo, pero es lo mejor que se puede hacer para dejar de sufrir, incluso en circunstancias difíciles como las que estamos viviendo.

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