El príncipe Harry inaugura este domingo su década de los 40 con las mismas dudas y realidades que le acompañan desde hace un tiempo. El año pasado celebraba su 39 cumpleaños en una cervecería de Dusseldorf. Ciudad a la que llegó el fin de semana pasado para impulsar la celebración de los Invictus Games. Este quizá sea su proyecto estrella y el que le ha generado las mayores alegrías en el último año.
Sin ir más lejos, el pasado julio recibía orgulloso en Los Ángeles, junto a Meghan Markle, el Premio Pat Tillman por su labor al frente de estos juegos inclusivos. Más allá de ello, el resto de sus proyectos en solitario o comunes con su esposa siguen mostrando una cansina y mínima evolución.
En algunos casos, hasta preocupante. Porque Archewell, la fundación que ambos crearon en marzo de 2020, vive sus momentos más delicados. En mayo, las autoridades de California suspendieron sus actividades por las deudas que acumulaban sobre el pago de las tasas obligatorias para este tipo de organizaciones benéficas.
Menos mal que su tirón mediático le ha permitido reconducir el acuerdo con Netflix. Tanto Harry como Meghan han protagonizado sendas series sobre cocina, jardinería y polo. Aficiones que al final se podrían convertir en la tabla de salvación de la pareja a nivel económico.
Porque el pasado abril se cumplían cuatro años desde el Megxit, aquella precipitada salida de sus funciones públicas y su llegada a California. Además, sobre el príncipe Harry sigue abierto un delicado procedimiento de validación de residencia. Porque el hijo menor de Carlos III pudo mentir en su visado de entrada a Estados Unidos al obviar el consumo de drogas cuando era joven.
A nivel familiar tampoco ha sido un buen año para Harry. El libro biográfico escrito por Omid Scobie dejó en cenizas cualquier tipo de reconciliación posible con su familia en Londres. La tormenta posterior, con el periodista Piers Morgan revelando que Carlos III y Kate Middleton hicieron los comentarios sobre el color de piel de los hijos de Meghan Markle y el príncipe Harry, tampoco ayudó.
Con este ambiente enrarecido, semanas después Harry se enteró del cáncer de su padre y posteriormente del de Kate Middleton. Al primero le visitó personalmente en Londres en un viaje relámpago. A su cuñada no. Porque la relación entre los hermanos no ha mejorado nada en el último año. Y ello a pasar de verse en algunos encuentros, obligados en su mayoría por homenajes o funerales. Cuentan que la frialdad sigue instalada entre ambos y que, sobre todo William, no acaba de perdonar muchas de las decisiones de su hermano.
A nivel personal, Meghan Markle y sus hijos siguen siendo su principal apoyo. Ellos le han proporcionado las mayores alegrías en un año donde la pareja se ha prodigado algo más en público que en años anteriores. Viajes o visitas, eso sí, no exentas de polémica aunque tengan casi siempre fines sociales. En definitiva, el 40 cumpleaños del príncipe Harry llega con muchos asuntos personales sobre la mesa por resolver.
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