Anfitrión, un hotel no apto para “viajeros rectilíneos”
El hotel Anfitrión, en Puerto Banús, está empeñado en cruzar fronteras, de la mano del arte, seduciendo con su versatilidad.
Una invitación de última hora me llevó de nuevo al sur. Y con la voraz luz de septiembre “aterricé” en la que es reconocida internacionalmente como una de las marinas más exclusivas del sur de Europa, Puerto Banús. Conocida también como la playa más sofisticada de la Costa del Sol, es un lugar donde siguen apareciendo nuevos proyectos, pese a estar sobreexplotado turísticamente.
Llegué al puerto deportivo en cuestión con la perplejidad de quien llega a un paraíso con mucho sol, pero no para sumergirme en la vibrante vida nocturna de esnobismo y coches de lujo, sino con el propósito de conocer un hotel que acaba de despegar apenas este verano. Está respaldado por la empresa familiar Villa Marina Properties, propietaria de diversos alojamientos turísticos en Marbella.
El hotel Anfitrión de Puerto Banús
Anfitrión Villas & Suites es un submundo alejado de lo popular y lo frívolo que consigue sustraerse a las vanidades de “la capital del lujo”. Desde un ángulo más austero y artístico, los amantes del diseño podrán comprobar que este alojamiento rompe los esquemas tradicionales al redefinir el concepto clásico de lujo en el previsible mundo esnob en el que se enmarca.
Para conseguir este objetivo “desaparece” la figura del recepcionista y emerge la del Anfitrión que será una persona que acompañe al huésped durante su estancia con un trato totalmente personalizado que le haga sentirse en casa.
Y para hacer honor al nombre del hotel, me recibió mi anfitriona, Lesya Belanenko, directora e ideóloga del proyecto. Una ucraniana (enamorada del Museo del Prado) que aterrizó en 2014 en la Costa del Sol y quiso dar una vuelta de tuerca a este proyecto. Lo hizo con la brillante intuición y el firme compromiso de reinventarse, buscando algo más que la convencional y complaciente exclusividad de Marbella.
La Marbella más sorprendente. Una estancia con guía
El hotel Anfitrión es un conjunto de cuatro Villas ubicadas en una urbanización con acceso privado, a tan sólo cinco minutos a pie del centro de Puerto Banús y proyectadas por el estudio Daar Arquitectura. Entrar en él es entrar en una de las 19 espaciosas suites (con jardín privado y piscina) en las que desempeña un protagonismo especial el mundo del arte contemporáneo cuidadosamente seleccionado por las principales galerías españolas.
Bajo esta premisa, Anfitrión se posiciona como uno de los hoteles más particulares. De hecho invita a sus huéspedes a participar en un diálogo donde la hospitalidad se aúna con el arte, colaborando con galerías de la talla de Ponce Robles, We Collect y Ogami Press. Estas se erigen como partícipes del proyecto al proporcionar al hotel piezas de algunos de sus principales artistas. De esta manera el arte, apropiándose de los espacios, atraviesa todas las suites narrando las historias de cada autor.
Servicio de asesor en arte
Entre los servicios exclusivos que ofrece el hotel Anfitrión se encuentra un asesor de arte para guiar al huésped-observador, que se convierte en el protagonista. El visitante va construyendo así un “viaje circular” en torno a los sentidos que le propone cada obra, como cocreador y de la mano del Anfitrión, que le involucra y le proporciona toda la información sobre galerías e incluso exposiciones en la zona.
Asimismo, en las zonas comunes se invita a los huéspedes a que interactúen entre sí con experiencias inmersivas. Ejemplo de ello fue una tertulia amistosa con Diana Muñoz, una escultora ecuatoriana afincada en Madrid, que me acompañó (junto a la anfitriona) en una velada con música y velas.
Hablar con ella me llevó a entender el cruce de “registros” con el que trabaja, su meticulosidad estilística, y cómo no, su forma de posicionarse en el mundo. Ella se mueve en la esfera de unión con la ciencia, una mirada que fascina por saber reunir en sus esculturas un espectro de versiones sobre biología en un curioso juego estético.
Estudios de arte para mentes creativas
En un futuro próximo, y durante la temporada baja, el hotel ofrecerá un programa de “Residencia de artistas”. En él, las habitaciones serán utilizadas como estudios de arte para que los artistas puedan sumergirse en una especie de “obsesión creativa”. Ello permitirá a los huéspedes conocer a artistas españoles prometedores y observar su proceso creativo.
Cada cuatro meses, los artistas seleccionados irán rotando, de manera que el discurso sobre el que se apoya sea inagotable. La idea de la dirección del hotel es mantener viva la colección en una constante búsqueda de artistas.
El proyecto ha arrancado con cuatro villas pero según me reveló Leysa, será más ambicioso y se ampliará en 2025 a diez villas y 52 habitaciones. Todo un reto tratándose de una clientela exclusiva y exigente.
El arte, fin y principio de todo en el hotel Anfitrión
Este hotel se sitúa en la categoría de hoteles que ambicionan, y a menudo consiguen, gustar y emocionar. Es íntimo, personal y gira en torno a la percepción. Las paredes de este universo “exiliado” del ruido y del glamour hablan, simbólica o literalmente, de arte. Y esto no es otra cosa que hablar de belleza, de filosofía, de perspectiva, y cómo no, de luz (uno de los temas que más trata la arquitectura). El arte es indispensable porque anda siempre “entre llamas y conflictos” por ese camino, siempre incierto, de querer ser diferente y único.
Trascendiendo los límites de los hoteles convencionales, Anfitrión ha puesto el listón muy alto. Intransigente con el ruido y las aglomeraciones como soy, este hotel me confirma dos cosas. Que se puede escapar de la etiqueta de “hotel de postureo en zona marbellí” y que además en él pueden tener cabida también el silencio y el arte, revindicando ese lado salvaje y auténtico de los artistas personalizando al máximo los espacios.
Las claves del hotel perfecto
Anfitrión es un hotel original y sorprendente, su atemporalidad sintetiza bien dos mundos, el de la cultura y el descanso respetando todas las claves del hotel perfecto. También es una oda al arte donde nada está planificado y por tanto todo puede suceder. Mientras, en sus paredes se cruzan las voces de artistas y huéspedes que un día recorrieron sus estancias capaces de sumergirse en el mundo de las casualidades.
Todo empezó hablando de arte y de metáforas delirantes donde es frecuente recurrir a los sueños. Esos que se interrumpen en el momento que sabes lo que va a pasar, esos en los que puedes entrar, salir y extraviarte. Dentro del sueño hay una elegante fogata encendida, en una noche de invierno (aunque sea verano). Una noche, todas las noches… sopla un viento de mar y entre hay sábanas blancas probamos a soñar entre las líneas de algún fragmento como este de Berardinelli. “Cualquier cosa, de viajar a enamorarse, si es real no puede ser depurada del riesgo…”.